POR: EDGARD NORBERTO “BETO” LAJO PAREDES
En la Asamblea Constituyente (1978-1979), conformada por 100 representantes elegidos por el pueblo, estuvieron los mejores cuadros políticos de todas las tendencias doctrinarias del país.
Redactó, aprobó y promulgó, nuestra undécima Carta Magna, la tercera del siglo XX, la primera Carta Política legítima auténticamente democrática e institucionalmente consensuada. ¿Por qué? Porque no fue hecha por el gobierno de turno para sí, con exclusión de la oposición; no fue hecha por un partido político, sin considerar las propuestas de los adversarios; no fue regida por la imposición de una ideología, en desmedro de otros pensamientos ideo políticos. Es extraordinariamente, la confluencia de propuestas de gobernantes y opositores de partidos políticos de derecha, centro e izquierda, como de las ideologías aprista, socialcristiana, nacionalista y marxista.
DEFECTOS DEL CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1931
El Congreso Constituyente de 1931, fue mutilado al expulsarse, abusiva e ilegalmente, a la combativa y brillante primera Célula Parlamentaria Aprista, por desenmascarar a la nefasta oligarquía al haber puesto sus intereses de clase por encima de los grandes intereses del país; denunciar la explotación de los campesinos y obreros por los gamonales latifundistas; enarbolar una política antimperialista y anti feudal; combatir todas las tiranías, con la convicción todas las dictaduras son malas; proclamar derechos de los trabajadores; plantear reformas estructurales; proponer igualdad del hombre y la mujer, descentralización del Estado y una nueva demarcación política, vía la regionalización geoeconómica.
Destituyeron, arbitrariamente, de la presidencia del Congreso Constituyente, al valiente demócrata Luis Antonio Eguiguren, por defender los fueros del Parlamento Nacional; colocando en su lugar a un vulgar servil del gobierno y peón de la oligarquía.
VICIOS DE LAS CONSTITUCIONES
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, todas las demás constituciones, han tenido los vicios del exclusivismo del gobernante, el predominio del partido político en el poder y la imposición de la ideología de la oligarquía imperante.
La de 1933 fue aprobada, sin considerar el Anteproyecto de Constitución del Estado de 1931, de la Comisión Villarán; además, los constituyentes de la mayoría Sanchezcerrista, no tuvieron cabal conocimiento del texto, huían del debate, recibían órdenes de Palacio de Gobierno, para votar a favor, sin estudios de comisión y sin análisis de bancada.
UN SIGLO DE DICTADURAS
En el siglo XX, predominaron las dictaduras que, los gobiernos democráticos elegidos por el pueblo; los regímenes constitucionales, fueron interrumpidos por golpes de Estado. Óscar R. Benavides, perpetró el primer golpe de Estado del siglo XX, el año 1914, y Alberto Fujimori, ejecutó el último golpe el 5 de abril de 1992.
Los militares accedieron al poder político, mediante asonadas: general Benavides 1914, comandante Luis M. Sánchez Cerro 1930, general Manuel A. Odría 1948, general Nicolás Lindley 1962, general Juan Velasco Alvarado 1968 y general Francisco Morales Bermúdez Cerruti 1975.
NECESIDAD HISTÓRICA CONSTITUCIONAL
Además, fue un pedido multitudinario de la ciudadanía demócrata e insobornable, a través del Estadista más importante del Perú e Indoamérica Víctor Raúl Haya de la Torre, quién en el gran mitin por el Día de la Fraternidad, realizada en Campo de Marte de Lima, el 18 de febrero de 1972.
Ante el clamor del pueblo congregado conscientemente, con el generalizado y acompasado grito: “¡Libertad! ¡Elecciones! ¡Libertad!”, el fundador, jefe y guía del Aprismo, dijo: “Compañeros: Yo escucho este grito que viene desde el fondo distante de esta maravillosa manifestación popular: ¡Queremos elecciones! Este grito multánime y magnífico no es el de una Plaza de Toros. Es el de una gran demostración ciudadana consciente y segura de sus derechos. Pero yo quisiera decirles algo más. Decirles que el Perú necesita una Constituyente elegida por el libre voto popular. Vayamos a una Constituyente que reforme y actualice nuestra Constitución, mutilada en cierta forma, imperfecta e incompleta en muchos aspectos. Pedimos, pues, elecciones para una Constituyente y les decimos a las Fuerzas Armadas en servicio activo que apoyen esta iniciativa del pueblo que pide elegir a sus representantes. Una Constituyente sentará las bases de la institucionalidad democrática que el Perú necesita”. (Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre, Segunda Edición 1984, t. 7, pág. 371).
Leamos el bello Preámbulo de la Constitución de 1979.