En el Desembarcadero Pesquero Artesanal (DPA) de Ilo, la intensa actividad pesquera ha provocado una saturación sin precedentes, con más de 50 embarcaciones formando largas colas para descargar sus capturas. Este escenario ha generado un creciente malestar entre los pescadores, quienes ven cómo sus productos corren el riesgo de perderse debido a las largas esperas.

Claudio Quiñonez, exdirigente pesquero, expresó su preocupación por la situación. Según él, una lancha puede demorar hasta 4 horas en poder descargar su carga, lo que implica que el pescado permanezca entre 2 y 4 días en las bodegas. Esta demora, en muchos casos, causa que el producto se malogre y tenga que ser desechado, lo que representa una pérdida considerable para los pescadores.

«Lo que falta es mayor espacio para descargar. Estamos viendo lo mismo en otros desembarcaderos, como Morro Sama en Tacna y Matarani en Islay, donde la llegada masiva de embarcaciones desde el norte ha sobrecargado las instalaciones», comentó Quiñonez, haciendo hincapié en la necesidad de una solución urgente.

El exdirigente también señaló que el DPA de Ilo fue diseñado para manejar lanchas de hasta 15 toneladas, pero en la actualidad están ingresando muchas embarcaciones que superan las 30 toneladas, lo que agrava la situación. Quiñonez sugirió que se limite el ingreso de embarcaciones de 40 o 50 toneladas para evitar la saturación.

Para aliviar la congestión, Quiñonez propuso la construcción de un tercer muelle, que estaría destinado a las embarcaciones más pequeñas, como los botes marisqueros y los de red. Los muelles 1 y 2, por su parte, deberían reservarse para las embarcaciones de menor escala y bolichitos, que son las que actualmente generan mayor congestión.

«La construcción del muelle 3 es una necesidad urgente para evitar que los pescadores sigan perdiendo sus productos debido a la falta de espacio en los muelles actuales», afirmó Quiñonez, instando al Gobierno Regional a tomar medidas inmediatas para solucionar el problema.

La saturación del DPA de Ilo no solo afecta a los pescadores, sino que también pone en riesgo el abastecimiento de pescado fresco en los mercados locales. La situación se vuelve cada día más insostenible, y los pescadores esperan que sus demandas sean escuchadas y atendidas para evitar mayores pérdidas y asegurar la sostenibilidad de la actividad pesquera en la región.