Rudecindo Alvarado, argentino en las batallas de Torata y Moquegua

Su papel en la gesta de la independencia es poco conocido entre los peruanos, salvo por quienes visitan el Panteón Nacional de los Próceres de la Independencia.

POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)   

Rudecindo Alvarado, patriota de la guerra de la independencia de América del sur, nació en Salta, Argentina, un día como hoy, 1 de marzo de 1792, y murió en esa ciudad, el 22 de junio de 1872, habiendo dejado su huella por la independencia, en la gran patria americana. Fue hijo de Juan Francisco Alvarado y de Luisa Pastora Toledo y Pimentel. Estudió en la Universidad de Córdoba, fundada en esa ciudad por Fray Hernando de Trejo y Sanabria, interrumpiendo sus estudios por la muerte de su padre, tras lo cual se dedicó al comercio.

Por razones de su actividad comercial se encontraba en Buenos Aires cuando se protagonizó el movimiento del 25 de mayo de 1810, uniéndose al Ejército del Norte. Participó, a las órdenes de Belgrano, en las batallas de Tucumán, Salta, y Sipe Sipe. Posteriormente se encontró en el Ejército de los Andes que liberó a Chile y a Perú, actuando bajo el mando del general José de San Martín.

También combatió en Las Piedras, Vilcapugio, y Ayohuma. Asimismo, estuvo en la tercera campaña al Alto Perú al mando de José Casimiro Rondeau, luchando en Puesto del Marqués, y Venta y Media. Fue comandante del Batallón Cazadores de Los Andes y del Regimiento de Granaderos a Caballo. Pasada la campaña de la independencia, ocupó el cargo de Gobernador militar interino de la Provincia de Mendoza entre septiembre y octubre de 1829.

Cuando se inició la formación del Ejército de los Andes, Rudecindo Alvarado se trasladó a Mendoza, donde fue ascendido a jefe del Batallón de Cazadores de los Andes, poco después atravesó los andes y luchó por la independencia de Chile en las batallas de Chacabuco, Curapaligüe, Gavilán, Concepción y Talcahuano. También se encontró presente en la derrota de Cancha Rayada, y en la victoria de Maipú, el 5 de abril de 1818, tras esto, fue ascendido a coronel.

Participó en la campaña al Perú como jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, y se encontró en las negociaciones con el virrey Pezuela en Miraflores; posteriormente ingresó a la ciudad de Lima con el general San Martín. Fue jefe de Estado Mayor del Ejército Peruano.

Antes de retirarse del país, el Protector de la Libertad del Perú nombró a Alvarado Gran Mariscal del Perú y jefe de todas las fuerzas argentinas, encargándole ejecutar la campaña a los «puertos intermedios», en el sur del Perú y el norte de Chile, sin embargo, cuando se ejecutó, la campaña terminó con las derrotas de Torata y Moquegua, de cuyos detalles hemos publicado un artículo en este diario.

Posteriormente fue nombrado gobernador de la guarnición de El Callao, que sublevada, pasó a los realistas, Alvarado fue tomado prisionero y enviado a La Paz, retornando a Buenos Aires, donde recibió el nombramiento de Inspector General de Armas. En 1828 fue a Chile a cobrar sus sueldos atrasados, y al regreso fue nombrado gobernador de Mendoza, enfrentando una revuelta militar que casi le cuesta la vida, pero libre, volvió a Salta, donde se le eligió gobernador, hasta su renuncia en diciembre de 1831.

En 1852, fue electo diputado al Congreso Constituyente de Santa Fe; después fue nombrado Ministro de Guerra y Marina. Elegido gobernador de Salta en 1855, renunciando al poco tiempo. Murió en 1872. Su papel en la gesta de la independencia es poco conocido entre los peruanos, salvo por quienes visitan el Panteón Nacional de los Próceres de la Independencia, donde el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú que preside el general Hermann Hamann Carrillo, ha levantado un busto en su memoria.

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