POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA
La semana terminó con un nuevo escándalo político. Dina Boluarte, presidente de la República, ha sido acusada de usar un reloj de lujo valorizado en US$ 14,000 durante una visita de trabajo. De inmediato, algunos medios de comunicación, aupados por caviares y rojos, pusieron el micrófono preguntándole por el origen de esta joya. La respuesta fue inmediata declarando que labora desde los 18 años, lo que ha permitido adquirir diversos bienes patrimoniales. Sin embargo, las críticas no cesaron, e inclusive hay quienes han afirmado que el cronógrafo no fue registrado en su Declaración Jurada al asumir el mando.
De esto último, una curiosa interrogante: ¿barahúnda, en serio? La mandataria percibe cerca de US$ 4,000 mensuales, más seguridad 24×24 para ella y familia, personal administrativo a su disposición, comida y hasta vestimenta. En resumen, todos los gastos asumidos por Palacio. Y esto no es una exageración y menos invención, pues está normado. Así, podemos inferir que la señora Boluarte Zegarra no necesita ir al cajero automático. Si a esto agregamos que lleva 15 meses en el poder, más los 16 que anduvo en el anterior gobierno (y cobraba US$ 10 mil como ministro), afirmamos que cuenta con ahorros bastante significativo. Insisto en la pregunta ¿batahola, de qué?
Resulta que andamos acostumbrados a ver el servicio público como deficiente y los funcionarios mal pagados. Y nos sorprendemos cuando un colaborador gana S/ 8 mil o más, utilizando despectivamente frases como “es bastante para lo que hacen”. Nada más alejado de la realidad, toda vez que no todos los que ingresan al aparato estatal son vagos o choros. ¿Los hay?, probablemente, como también existen en el sector privado, formal o informal. Más aún, quién cometa delito, sea que labore en el Ejecutivo, o para algún gobierno local o regional, debe ir a la cárcel.
El resto, la vasta mayoría, realizan las tareas con humildad, abnegación, dedicación, y expuestos –en varias ocasiones– a acusaciones infundadas (vg. el delito por el que casi siempre es denunciado un servidor cuando no da la razón al ciudadano es el de abuso de autoridad).
No pretendemos a través de estas líneas impedir que doña Dina sea cuestionada. Por el contrario, lo hacen y en momentos visceralmente, y siempre da la cara para defenderse de los ataques en su contra o de su familia.
Hay varias cosas que ocurren y que es necesario mostrar y difundir, como ha sucedido apenas unos días atrás con el anuncio que nuestra capital será la sede en 2027 de los juegos panamericanos y para panamericanos. Un logro de peruanos para todos los peruanos. Hagamos votos para que el reloj no detenga su camino.