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Ojo con el Congreso

Por: Mauricio Aguirre Corvalán    

A menos de un mes para las elecciones, y a la luz de las últimas encuestas y sobre todo del simulacro de Ipsos para el diario El Comercio, hay una cosa que parece segura salvo que ocurra una catástrofe electoral. Yonhy Lescano, el candidato de Acción Popular pasará a la segunda vuelta. Su rival saldrá de los cuatro que vienen detrás y que de acuerdo al margen de error del simulacro de +/-2.8%, mantienen un empate técnico, pese a que George Forsyth y Rafael López Aliaga corren con una ligera ventaja sobre Keiko Fujimori y Verónika Mendoza.

Si bien un simulacro de votación no es lo mismo que una encuesta de intención de voto, ésta última también es importante porque nos permite ver las tendencias de los candidatos, lo que como ya dijimos en anteriores columnas, resulta más importante que la propia foto del momento. Es así que Lescano y López Aliaga mantienen su tendencia a crecer y de un mes a otro subieron 5% en la intención de voto. Forsyth cambió de comando de campaña y de estrategia y los resultados están a la vista. Ha logrado detener la caída, y ahora veremos si es capaz de volver a crecer. Fujimori y Mendoza, tienen opción de llegar a la segunda vuelta, pero en los últimos tres meses han sido incapaces de crecer más allá del 8% de intención de voto. No bajan, pero tampoco suben.

Pero lo que si se definirá el 11 de abril, y será tan importante como quien gane la presidencia de la República, es la elección del nuevo Congreso. Curados de espanto con el Parlamento que tenemos ahora, y con la prohibición de la reelección congresal, los resultados van a ser una verdadera caja de pandora con la que tendremos que sobrevivir no sólo año y medio como ahora, sino impredecibles y largos cinco años.

De acuerdo al simulacro realizado por Ipsos, las preferencias para el Congreso nos presentan un escenario parecido al del actual Congreso. Es decir, un Parlamento muy fraccionado donde el futuro presidente, salvo que Yonhy Lescano gane la elección, quizá no tenga ni siquiera la primera mayoría.

La lista de Acción Popular encabeza las preferencias con el 20.8% de los votos válidos, lo que significa el doble de intención de voto de Victoria Nacional que alcanza 9.9%, mientras que Renovación Popular tiene 9.5%, y Fuerza Popular 8.8%. Juntos por el Perú sólo alcanza el 6.2%, mientras que otros partidos casi sin opción en la carrera presidencial alcanzarían a tener representación parlamentaria como Somos Perú, Podemos Perú y el Partido Morado. A ellos se suma el Frepap, que no presentó candidato a Palacio de Gobierno, pero tiene tanta intención de voto congresal como el partido de Verónika Mendoza.

Serían 9 los partidos que logren representación parlamentaria, y la mayor sorpresa sería que Alianza para el Progreso de César Acuña quedaría fuera del Congreso después de haber obtenido 22 escaños en la elección del 2020 y convertirse en la segunda fuerza política del Parlamento.

Ya hemos vivido dos experiencias de terror en los últimos cinco años con el Congreso, que no podemos repetir. En el 2016 el voto le entregó todo el poder legislativo a un solo partido y miren el desastre que provocaron. La mayoría absoluta de 73 escaños de Fuerza Popular quebró el frágil equilibrio de poderes entre Ejecutivo y Legislativo de los últimos 20 años; mientras que en el 2020 un Congreso muy fraccionado y populista terminó vacando a un presidente de la República que pensó que podía sobrevivir sin bancada en el Congreso.

El nuevo Congreso seguramente no será para aplaudir, pero si es aunque sea un poco mejor que el actual, ya va a ser bastante. Necesitamos una representación parlamentaria dispuesta a encontrar consensos mínimos para salir de la crisis en la que estamos y para darle estabilidad al país. Repetir el desastre de los últimos cinco años sería una verdadera catástrofe.

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