POR: MG. GLORIA IVONY MAYNAS ESPÍRITU (*)
Probablemente te preguntarás: ¿qué pasó con las columnas dedicadas a los proveedores del Estado? Pues sí, esto es algo distinto. Tal vez no estés listo o lista para leer mi columna de hoy. No represento a las mujeres sin hijos a mi edad; simplemente comparto lo que fue una charla amena entre amigas.
¡Detén los cielos! Por Dios, que no corra la arena al paso del viento. ¡No sigas! Hay un tesoro escondido al final de la vida, una respuesta que aún no llega. Una voz se alza, genuina, en medio del murmullo:
«Ya es hora.»
«Ya tienes la edad.»
«Ten un hijo antes de que se te vaya el avión.»
Y la eterna pregunta: ¿Quién te pasará un vaso de agua cuando estés anciana?
Querido lector, probablemente has escuchado estas frases. Tal vez incluso podrías agregar alguna más. Recuerdo cuando recibí un mensaje anónimo en mi WhatsApp: «Ya estás vieja, ya es hora que tengas un hijo.» Era el preludio de mis 30 años. Intenté que no me afectara, reí y seguí, como sigue el mendigo en la calle, acostumbrado a la indiferencia. Pero esas palabras quedaron como moscas atrapadas en una botella de cristal, zumbando en el silencio.
Algunos dicen que vivimos en una sociedad machista, que aún no está lista para comprender las decisiones de cada generación. ¿De qué generación soy, entonces? No respondas.
¿Es justo para la mujer sonreír mientras los años avanzan implacables?, ¿Es justo fingir que todo está bien cuando a veces nada lo está?
La presión viene como un alud. La familia, la sociedad, los amigos, todos parecen tener algo que decir, como si nuestro valor dependiera de un calendario que no controlamos. No es justo para la niña tener que convertirse en mujer solo para satisfacer expectativas ajenas.
Si sigues leyendo estas líneas, tal vez seas madre. Tal vez creas que lo entiendes todo porque has hecho lo que “debes” hacer. Pero dime, si eres madre, ¿le pedirías a tu hija adulta que tenga hijos? ¿La empujarías a seguir un camino solo porque otros lo esperan de ella?
¿Quién le dijo a la vida que la mujer debe contar sus días de alegría o de tristeza?, ¿Quién le dijo a la vida que cada año que pasa nos define?
El tiempo corre, y con él, las preguntas se multiplican. Detente, acepta, respira. Pero también, sigue adelante. No llores; el mar, en su vaivén, trae consigo el fresco porvenir.
El sol se oculta cada tarde solo para volver a nacer al siguiente día. Las hojas secas caen de los árboles para dar paso a las nuevas. Y así, como el ciclo inevitable de la vida, nosotros también debemos aprender a fluir con él. Detente, como cuando te miras al espejo y decides apreciarte un poquito más. Pero también, ¡no te detengas! Sigue adelante, aunque tropieces, aunque te equivoques. Porque tu piel aún florece como una rosa fresca, y tu fe, aunque herida, sigue viva, palpitando con fuerza.
Un año más de vida, un año más de miradas ajenas que juzgan. Pero también, un año más de sabiduría, de fuerza, de ser cada vez más tú.
(*) SOBRE LA AUTORA
Mg. Gloria Ivony Maynas Espíritu
Especialista en Contrataciones del Estado – Licitaciones
Autora de “Las hojas del perdón” y “Salvajemente amigos”
Celular: 952956134