Por: Jury Baylón Delgado (foto de este pechito)
Mollendo, por esas cosas que suelen ocurrir, tenía olvidado que es una ciudad, categoría reconocida mediante ley. En realidad, parece que nunca en el pasado había celebrado este acontecimiento. Fue el periodista Bernardino Rodríguez Carpio quien buscó en los archivos del Congreso de la República el expediente de esta ley y tras varios días de rastreo, lo encontró.
Vino a su tierra y lo entregó al alcalde Antonio Liu. Era el año de 1996. La entrega la hizo momentos antes del inicio de una sesión, en presencia del cuerpo de regidores. El periodista expuso que faltaba un año para que Mollendo cumpla el centenario de su creación como ciudad (1897) y era necesario preparar la celebración de este acontecimiento.
La municipalidad, pese a ello, descuidó la conmemoración y en forma improvisada organizó solo una sesión solemne para celebrar sus 100 años. Sin embargo, desde aquella vez el 27 de octubre forma parte del calendario cívico de las actividades ediles.
El autor de la ley fue el diputado por la provincia de Islay, Teófilo Núñez. El 20 de agosto de 1897 presentó el proyecto de ley. En su contenido proponía se declare la estabilidad del puerto de Mollendo y a esta localidad que hasta entonces se le consideraba solamente villa, se le declare ciudad.
Según el expediente, el mismo día de su presentación fue derivado el proyecto a la Comisión de Demarcación Territorial de la Cámara de Diputados. Tres días después la Comisión remite el proyecto al Ministerio de Gobierno y Policía para que emita opinión. El ministro remitió el mismo a la prefectura de Arequipa para que informe. Finalmente el 14 de septiembre la comisión evacúa dictamen favorable y es aprobado luego por la Cámara de Diputados. Sin objeciones hace lo propio después el Senado.
Así, el 27 de octubre de 1897, el presidente Nicolás de Piérola promulga la ley que en su artículo único dispone “Elévese a la categoría de ciudad la villa de Mollendo, capital de la Provincia de Islay”.
“Pocas palabras para un gigante paso” escribiría Bernardino Rodríguez, más de un siglo después, en su libro “Un capricho llamado Mollendo” que reúne los grandes momentos de este pueblo. Luego agrega “Quién sabe si al parlamentario, autor de la iniciativa, no le haya causado mucho agrado frustrarse en el deseo de consagrar legalmente la estabilidad del puerto. La historia posterior demostraría que, en realidad, la consiguió en gran parte, al convertir al pueblo de sus desvelos en ciudad; hecho que permitió su transformación urbana y a la vez en eje político de la provincia”.
Teófilo Núñez, tambeño, maestro por vocación, volvió más tarde del Congreso a sus aulas en Mollendo y más tarde fue alcalde. Hoy una calle lleva su nombre, sus restos reposan en modesta tumba en el cementerio local.
