Luis E. Valcárcel: la interculturalidad de ‘Tempestad en los Andes’

Debemos entender que la relación no es grupal sino individual, es de persona a persona, es decir, es interpersonal. Si no logramos comprender esa realidad, entonces, tendremos nuevamente una “Tempestad en los Andes” trasladada a lo urbano…

POR: OMAR IVÁN BENITES DELGADO      

Ilo cumple 51 años de creación política, pero este es un hecho meramente formal, el fin de esa constitución tiene reflejos que no dicen en realidad la trascendencia de su historia, de sus tradiciones, de su cercanía al mar del sur, y, por lo tanto, de su gastronomía, aquella que buscó con ahínco y con fe Mayta Cápac Inca, el cuarto de su estirpe imperial. Han pasado 94 años desde la aparición de “Tempestad en los Andes”, aquel año de 1927, fue el cauce para la reivindicación de lo indígena en un país multilingüe y pluricultural, pero es ahora cuando identificamos las necesidades de integración real y concreta.

Celebrar 51 años de vida es realmente eso, una celebración, sobre todo si en la mochila de las experiencias y de la historia tenemos referentes como en este caso, a Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra, un hombre que, en torno a su obra, reunió a José Carlos Mariátegui para el prólogo y a Luis Alberto Sánchez para el colofón. Cada uno de ellos es lo que muchos quisieran para sí. Su filosofía y su pensamiento han trascendido el espacio y el tiempo en busca de proteger y consolidar nuestra Identidad Cultural.

LA INTERCULTURALIDAD DE MARGALIT COHEN-EMERIQUE

Cuando Margalit Cohen – Emeriqué, investigadora de psicología social, nos habla de la necesidad de “reconocer al otro”, simplificamos a tal grado que llegamos a perdernos nosotros mismos en una nube de ingratas sensaciones. Entonces nos preguntamos, ¿cómo reconocer al otro si no me conozco ni reconozco a mí mismo?

Mariátegui, ese otro moqueguano que ha dejado huella, en el prólogo, nos dice que “la empresa de Valcárcel en esta obra, si la juzgamos como la juzgaría Unamuno, no es de profesor sino de profeta. No se propone meramente registrar los hechos que anuncian o señalan la formación de nueva conciencia indígena, sino traducir su íntimo sentido histórico, ayudando a esa conciencia indígena a encontrarse y revelarse a sí misma. La interpretación, en este caso, tal vez como en ninguno, asume el valor de una creación”.

TEMPESTAD EN LOS ANDES DEL SIGLO XXI

Hoy, en plena mutación del coronavirus, buscamos identificar que hemos hecho y que estamos haciendo para una convivencia equilibrada a pesar del Covid 19. Esta pandemia nos está obligando a volver a nuestras lecturas de ayer para entender que aquel “indigenismo” de Luis E. Valcárcel, se estabiliza y adquiere sentido contemporáneo si lo pensamos como verdaderos actores sociales, desde el proceso intercultural, a través de la interacción entre individuos de orígenes culturales diversos y distintos con sentido de justicia y equidad, en donde aprendamos a entendernos en los dos espacios inevitables de hoy, el del grupo social que acoge y aquel del inmigrante que llega.

Debemos entender que la relación no es grupal sino individual, es de persona a persona, es decir, es interpersonal. Si no logramos comprender esa realidad, entonces, tendremos nuevamente una “Tempestad en los Andes” trasladada a lo urbano, y con toda sinceridad, no quisiera imaginar el resultado.

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