Por: Adm. David Oviedo Turpo – Analista de Marketing y MYPES
Es importante hacer notar que las externalidades en su conjunto (positivas o negativas) derivan de la teoría económica, y que estas se producen a consecuencia de las interrelaciones entre los consumidores y las unidades productivas; por lo tanto, en la evaluación de los proyectos de inversión se debe tener claro que estos proyectos una vez que sean ejecutados (o estén operativos) afectarán directa o indirectamente a los pobladores de una localidad o agentes determinados (empresas colindantes, comunidad y organizaciones).
Es fundamental además identificar los distintos tipos de externalidades existentes, no perdiendo de vista a las externalidades relativas que producen impactos tanto positivos como negativos, como por ejemplo, la apertura de un restaurante de carnes y parrillas que beneficia a los usuarios que gustan de dichos platillos, y que a su vez perjudica en cierta medida al medioambiente por el carbón, entre otros efectos colaterales.
Por dar un ejemplo más exacto, en la provincia de Islay, desde hace muchos años se discute la cristalización definitiva del proyecto minero Tía María, ya que la empresa enfrenta serios problemas de comunicación con los ciudadanos de la localidad, quienes exigen el retiro del proyecto por considerarlo peligroso ya que pondría en riesgo el medio ambiente del Valle de tambo; mientras tanto la empresa minera desmiente el uso de las aguas dulces del distrito de Cocachacra, y que al contrario, el proyecto traería consigo muchos beneficios para los pobladores, como el empleo y el apoyo en la tecnificación del riego de sus cultivos, entre otros.
Definitivamente el caso presentado es un claro ejemplo de que los proyectos antes de ser ejecutados, deben de ser evaluados exhaustivamente para evitar que las externalidades negativas superen a las positivas.
¿PODRÍAN ESTAS EXTERNALIDADES DEFINIR EL CURSO DE UN PROYECTO DE INVERSIÓN?
La respuesta sería NO, drásticamente, pero SÍ forman parte de los factores que influyen y orientan poderosamente en la evaluación de los proyectos; ahora, los proyectos de inversión independientemente a su alcance y dimensión, influyen en la vida de las personas y comunidades, por lo tanto, los evaluadores y directores de proyectos tienen la gran responsabilidad y/o tarea de asumir estos retos en aras de lograr el bienestar social en la población.