POR: DR. PHD. JAVIER FLORES AROCUTIPA
El artículo 2 de la constitución señala que los peruanos tienen derecho a la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole.
La semana que pasó hubo un gesto que será recordado en lo intrínseco con esas frases de; “ahí no más”, “fuera Chusma, chusma”, “mantén tu distancia”. Fue la percepción que generó en miles de peruanos, la actitud de la acciopopulista candidata a la vicepresidencia del ex candidato Alfredo Barrenechea, quien despreciara un sándwich de chicharrón a un humilde elector. Esto quedó en el imaginario de la población.
¿Esa actitud deviene de “clase”’, es como si le dijeran al presidente Castillo, “como te has venido a colar a la presidencia”? Se debe pensar que la formación política que le habrían otorgado los líderes de Acción Popular, habría servido de algo, pero no, el racismo está vigente en los paradigmas de algunos en Renovación Popular, Avanza País, Acción Popular; además, no extraña.
“¡No sabes con quién te has metido!”, “¡Tú no eres nadie!” y “¿Quién te has creído, indio de m…?”, se repiten con preocupante frecuencia en la sociedad peruana.
Pero en el fondo es la discriminación en pleno siglo XXI por parte de algunos políticos, el no haber entendido los objetivos de desarrollo sostenible, la crítica a esas actitudes iría por el mal manejo de sus emociones y una falta de sensibilidad y empatía.
Recordemos que, en pleno siglo XXI, cuando se creía que el racismo debería pasar al olvido de la historia, y que el Perú se debía asumir como un país pluricultural, el Ministerio de Cultura nos recuerda que en una encuesta realizada hace meses, el 53% de la población considera que los peruanos son racistas o muy racistas; y que incluso un 8% se percibe a sí mismo como tal, es decir, se perciben “racistas” o “muy racistas”, conforme los resultados de la primera encuesta nacional sobre “Percepciones y actitudes sobre diversidad cultural y discriminación étnica-racial”
Si bien es cuestionable desde la perspectiva constitucional que la persona-presidenta del Congreso discrimine (porque eso se percibió), sería una parte de sus limitaciones emocionales y objetivas, pero es más grave cuando ocupa un cargo (presidenta del Congreso) y se dice que debe cumplir la Constitución (art 2) y hacer lo contrario es no estar a la altura de esa función pública. Ojalá se corrija.