POR: FRANCISCO EDGAR FLORES MITA
La Constitución de los Estados Unidos, vigente desde el 17 de septiembre de 1787, firmado por George Washington y W. Jackson como secretario, solo tiene VII artículos y XXVII enmiendas, siendo el objeto de dicha constitución: Formar una unión perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad interna, atender a la defensa común, promover el bienestar general y obtener las bendiciones de la libertad.
Una constitución es una especie de marco, dentro del cual esta ley, que no debe desbordarla, asimismo, ninguna autoridad, ninguna institución, ninguna persona puede actuar fuera de ese marco, para eso se hace una Constitución.
Si ese marco tiene objetivos claros y buenos, para la convivencia de un país, entonces la Constitución es buena, y no puede, estar cambiándose cuando a algún caudillo se le antoje, por ejemplo, la Constitución de los Estados Unidos, según la enmienda XIV, ratificada el 9 de julio de 1868, garantiza la vida, la libertad y la propiedad, a nadie se le privara de ella dice la citada enmienda, de esos valores nacen todos los demás derechos fundamentales.
Se puede acusar de corrupta a una Constitución, desde luego, que no, porque el que se corrompe es el hombre, que es una especia de manzana podrida dentro de un cesto de manzanas, que empieza a contagiar a las demás, por ello que es que la Ley ordinaria, tiene que regular como extirpar esa manzana podrida, para que deje de corromper a las demás, protegiendo la institución por sobre todas las cosas, para extirpar lo malo no se necesita cambiar la constitución.
Por ello, todo Estado democrático que quiere preservarse ahora y siempre, tiene que construir y fortalecer las Instituciones democráticas, y las mismas instituciones deben aprender a mantenerse en el tiempo, auto regularse cuando toque hacerlo y no permitir que otro lo haga, por ejemplo; si el Poder Judicial Peruano, tiene que reestructurarse, pues que lo hagan ellos mismos, para eso tienen un presidente, lo mismo el poder legislativo, el poder electoral, el Ministerio Publico, el Tribunal Constitucional, la Contraloría General de la Republica y todas las demás instituciones.
No puede, un caudillo imponer su ideología, mediante el cambio de la Constitución, eso es atentar contra la libertad de todo ciudadano, pretender lograr el bienestar común de un país, destruyendo las instituciones, estatizando y/o expropiando la propiedad privada, como lo pretende hacer el aspirante a la presidencia de la Republica señor Pedro Castillo, quien ha declarado que desactivara el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, expropiar los yacimientos mineros de Cuajone y Toquepala y ponerlos bajo administración de los gobiernos regionales, eso es atentar desde ya a los valores supremos de la libertad y la propiedad.
Un ejemplo, verificable de imponer ideología mediante el cambio de una constitución, lo sufrió el hermano país de Venezuela, cuando el 15 de febrero de 1999, el entonces presidente Hugo Chávez Frías, puso en vigencia la denominada Constitución de la República de Venezuela, imponiendo una ideología disque SOCIALISTA del SIGLO XXI, basado en un modelo económico “distribucionista”, basado en que el estado debe intervenir decisivamente sobre la propiedad y el control del sector productivo nacional, plasmando la nacionalización de todos aquellos sectores considerados estratégicos de la económica nacional.
Revisada dicha constitución en efecto el artículo 320 de la Constitución Bolivariana textualmente dice: “El Estado se reserva mediante ley orgánica respectiva, y por razones de convivencia nacional las actividades petroleras y otras industrias, explotaciones, servicios y bienes de interés público y de carácter estratégico.
Este articulo le permitió al ex presidente y difunto Hugo Chávez, violar los derechos fundamentales de la vida, libertad, y la propiedad de todos los hermanos venezolanos, esta ideología impuesta, ha logrado que el Banco Central de Venezuela, se quede sin reservas internacionales, las causas de esta ideología impuesta han conseguido: El aislamiento financiero y la crisis externa, la crisis productiva y la crisis fiscal que llevaron al pueblo venezolano a un destructivo proceso de Hiperinflación, que hizo que miles de venezolanos tuvieran que migrar por hambre, por miedo al sistema impuesto y que hasta la fecha perdura.
Hoy en día nuestro país, está siendo amenazado por ideologías supuestamente del siglo XXI, ideologías trasnochadas que ya destruyeron nuestro país y al hermano país de Venezuela, no lo permitamos.