Juan Carlos Liu Yonsen

“Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar” – Bertrand Russell

POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ    

Ya lo he escrito antes y lo reitero una vez más: en nuestros tiempos hay una palabra o anuncio que obnubila la mente y un sentir que generalmente conducen al error público, sobre todo cuando priman los sentimientos colectivos y la estolidez antes que el análisis de gabinete.

Me refiero al término trabajo cuando al mismo es antecedido por el “más” en un ambiente emotivo donde no hay lugar para el análisis técnico e informado, porque es superado por la demagogia política. Problemática que ya la vivimos hace más de quince años y que hoy pareciera revivir gracias al decir de la actual presidenta Dina Boluarte, respecto a que “piensa” impulsar la petroquímica, trayendo consigo aparte de distracción de la opinión pública, posibles y torpes enfrentamientos entre varias regiones de la macro sur.

Y como ya se ha hecho costumbre en nuestra región, vemos en estos días aparecer o reaparecer a ciertos personajes con ambiciones políticas, acompañados por otros tantos amantes de la fama efímera, que tienen en común sobre todo un absoluto desconocimiento de los mecanismos de la llamada “mano invisible del mercado”, en un mundo globalizado en el cual la primera y última palabra la tiene el sector privado, el cual se rige por estrictos criterios de costos, productividad y tasas de ganancia en horizontes a corto, mediano y largo plazo.

Y en ese escenario, poco o nada tienen que hacer los gritos destemplados, los torpes eventos y las comisiones que se puedan formar, bien impulsados por una hoy inexistente “sociedad civil” o por la usual ignorancia de los políticos de turno, que una vez más me hacen recordar cuan estúpido o iluso puede ser el ser humano.

Y así vemos que el día de hoy se ha celebrado en Ilo, un evento más, (¿Cuántos han sido? He perdido la cuenta), impulsado por uno de nuestros congresistas, que ha intentado superar la “marejada” y su poco conocimiento del tema convocando a una serie de respetables entidades y profesionales, que una vez más se limitarán a seguir corriendo en el mismo sitio, esbozando serios, sesudos y a la vez inútiles pronunciamientos y acuerdos, donde se escucharán o verán espejismos, porque lamentablemente no recurren a profesionales serios, informados y con amor al terruño, como es uno de los mejores profesionales moqueguanos, conocedor a carta cabal del tema, como es el ingeniero Juan Carlos Liu Yonsen.

Juan Carlos, a quien me honro en conocer y apreciar desde hace más de tres décadas, en la que yo era jefe de Relaciones Públicas de Cerro Verde, y viajábamos a Achoma a escoger maquinaria que estaba en el depósito del Proyecto Majes y que yo había conseguido el permiso para su traslado a Moquegua –disculpen el ego–, la que luego sirvió para el inicio del Proyecto Pasto Grande donde Juan Carlos fue el director gerente, desempeñándose con inteligencia, probidad y visión, gracias a su formación como ingeniero mecánico electricista de la Universidad Nacional de Ingeniería y magíster en Administración por la Universidad ESAN, habiendo además diseñado el Proyecto Hidro energético Especial Pasto Grande.

Experiencias a las que se aúnan su destacada participación en el esquema total del Proyecto Camisea, y en el Comité Especial de la Línea de Transmisión Mantaro-Socabaya.

Liu Yonsen también se ha desempeñado como asesor en el Ministerio de Energía y Minas (Minem) en los años noventa bajo la gestión de Daniel Hokama y en 2010, 2012 y 2014. Ha prestado servicios al Osinergmin y al Ministerio de Economía y Finanzas.

Además, su conocimiento del área privada incluye a bancos de inversión como la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Banco Mundial.

Fue Ministro de Energía y Minas del Perú desde el 3 de octubre de 2019 hasta el 10 de febrero de 2020, en que renunció víctima del canibalismo político que existe en nuestro país, el cual pareciera querer eliminar a sus mejores hijos, para reemplazarlos por zombis y autistas sociales, que se distinguen sobre todo por sus resentimientos, ineptitud y carencia de visión del futuro, en todos los niveles de gobierno.

Y todo por el nivel intelectual de nuestras autoridades, a tal punto que estoy seguro que si tuvieran como asesor a Einstein, dirían –al no entenderlo–, que no sirve o “habla en difícil”, algo que me imagino que influye, guardando las distancias, para que no soliciten el apoyo y sugerencias de un técnico de primera, querendón de nuestra tierra.

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