POR: JORGE ACOSTA ZEBALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)
El presente año el país celebra el bicentenario de su independencia; históricamente e internacionalmente sucesos de esta índole son celebrados con grandes programas culturales, inauguraciones de grandes obras y creatividad de relevantes símbolos que dejen huellas a las futuras generaciones que la independencia significo progreso, identidad y calidad de vida.
Por ejemplo, la Torre de Eiffel en la III República se construyó en remembranza a la revolución francesa y la Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a los norteamericanos por la celebración de su independencia.
Hoy en nuestro país y localidad no será posible por la pandemia, la crisis económica y la ingobernabilidad política. Sin embargo, el 2021 no debe dejar de ser cualquier año, ha estado desde hace varias décadas como un referente de la visión y sobre ello se propusieron estrategias, proyectos y sueños.
Ilo, ubicado en San Gerónimo en el año de la independencia era un pueblo de pocos habitantes, dedicados a la agricultura olivícola y puerta de comercio informal al Alto Perú. En el centenario de la independencia siguió siendo productor de aceitunas, con el puerto fiscal pequeño enlazado al ferrocarril que transportaba mercancías, combustibles y pasajeros a la ciudad de Moquegua y exportaba ocasionalmente ganado vacuno y algunos minerales.
La presencia china en el comercio interno le daba una dinámica más activa sobre una población que no pasaba de los dos mil habitantes. La explotación del guano de Isla existía de manera importante sin mayor efecto en la pequeña ciudad porque estaba muy centralizada por la empresa estatal.
En el presente Bicentenario Ilo es económicamente más vinculado a lo internacional, su producción metalúrgica y actividad portuaria exportan el cobre blíster, refinado y concentrado; e importan diversidad de productos como petróleo, Diesel, maquinarias, trigo, equipos y bienes para la minería.
Le complementan la generación eléctrica, el transporte de carga y todo un conjunto de empresarios proveedores de servicios. La ciudad tiene una dinámica interna propia y autónoma de una población que se aproxima a los ochenta mil habitantes y van por la presencia de instituciones financieras importantes, micro, pequeños y medianos empresarios, la activa pesca artesanal, el turismo veraniego impactante.
A grandes rasgos es una ciudad ordenada y planificada por el legado de algunos alcaldes soñadores y honestos.
Sus grandes males son sus frustraciones, primero no haber podido celebrar su cincuentenario como Dios manda, segundo por la casi desaparición de la pesca industrial, la caída de posibilidad de la Petroquímica, la corrupción y demora de la irrigación de lomas de Ilo, la no publicación del estudio del lugar para la construcción del nuevo puerto.
La construcción de un desembarcadero pesquero dentro de la ciudad, el malecón costero sin mayores agregados e inversiones, la disminución del canon minero, el intento de recortar su territorio, la inseguridad de dotación de agua continua, la marginación del IST Luis E. Valcárcel, la lenta implementación del sector salud, el no licenciamiento de la Universidad José Carlos Mariátegui (UJCM), la autorización de pesca en la Reservas de Punta de Coles, venta de pescado en la ciudad, la contaminación de su litoral, la no aparición de una nueva clase dirigente capacitada, estadista y con objetivos claros versus la reactivación de personajes ligados a la corrupción o de medio pelo, la baja asignación presupuestal a nivel de regional, entre otros.
En el 2021 también le podrían ocurrir grandes cosas. La posibilidad de terminar con el estudio de la recuperación arqueológica y empezar la irrigación de Lomas de Ilo, publicación del estudio de la circunvalación terrestre de Ilo, el posicionamiento de un porcentaje de comercio con Bolivia, el mejoramiento del puerto de Ilo, el financiamiento del estudio de mejoramiento del IST Luis E. Valcárcel.
La continuidad de la pesca artesanal para el mejoramiento del consumo familiar, el mejoramiento del malecón costero con Engie, el mejoramiento del muelle fiscal y plaza Billinghurst, la construcción de una nueva planta de tratamientos de aguas servidas a cargo de Southern Peru en convenio con la Municipalidad Provincial de Ilo (MPI).
La aprobación del Plan de desarrollo Urbano y el Plan de ordenamiento territorial, la decisión de construcción de un complejo de viviendas para jóvenes en Pampa Inalámbrica, designación de espacio territorial para el Parque Industrial Tecno Ecológico (PITE), la designación del lugar para un nuevo terminal pesquero, el estudio de un desembarcadero macro regional, vía y patio para la exportación de Anglo American Quellaveco, la nueva carrera de Administración y nuevas investigaciones científicas en la Universidad Nacional de Moquegua (UNAM) y varios más.
El 2021 para Ilo será imprevisible, en lo político no aparece un preferido candidato al Congreso, la pandemia sigue rebrotando, el desempleo se ha incrementado, la inversión pública es de relativo impacto y el escenario internacional es turbulento. Y, aun así, tiene posibilidades de algunas realizaciones que podrían comenzar a despegar la reactivación económica, la visión de su gente y volver a ser un puerto referente del sur peruano.