Extranjeros de corazón ileño

Gracias a la contribución de estos grandes personajes, hombres de origen extranjero y de corazón peruano, la provincia de Ilo, es mucho de lo que es hoy.

POR: JULIANNA TOKUNAGA     

Este mes mi ciudad está de aniversario. Ilo cumple 54 años de ser declarada provincia. Lo que una vez fue una caleta de pescadores se convirtió en una ciudad próspera. Ilo crece día a día y alberga a mucha gente que ve a nuestro amado puerto no solo como un destino turístico rodeado de maravillosas playas y un valle fértil que ostenta los olivos más antiguos del continente, sino también, como un enclave turístico, gastronómico, empresarial y comercial.

Cuando Ilo nació, era una ciudad pequeña que, gracias al trabajo y empuje de muchos peruanos, y también extranjeros, se convirtió en el gran puerto industrial que hoy conocemos. Limpio, tranquilo, ordenado y hermoso.

En esa ocasión, quiero rendirle homenaje a esos extranjeros que cruzaron el océano dejando atrás sus lejanos países de origen para enrumbar hacia un lugar desconocido para ellos, pero cuyo destino se forjó gracias a aquellos sueños y esperanzas que trajeron consigo, y que fueron el motivo para asentarse en ese pequeño puerto y donde, trabajando duro, hombro a hombro, con mucho ahínco, compromiso y esfuerzo, contribuyeron a hacer de Ilo lo que es hoy.

EMPRENDEDORES CHINOS EN ILO

En mi memoria están algunos inmigrantes que conocí de niña y a lo largo de mi vida, pero también guardo en mi mente a otros más antiguos sobre los que siempre oímos hablar a nuestros padres y abuelos.

Entre los arquitectos del engrandecimiento de Ilo están muchos ciudadanos chinos; inmigrantes del lejano oriente que llegaron al Perú, quienes fieles a sus costumbres milenarias, haciendo honor a su raza fuerte y trabajadora, fueron los que abrieron los primeros negocios en el puerto para abastecer de todo lo necesario a aquellos pobladores que se dedicaban a la pesca, a la agricultura, a la construcción de casas y que también vendían artículos para el hogar, y golosinas para los niños. En dichas bodegas o almacenes uno podía encontrar de todo.

La comunidad china en Ilo era muy unida y nos dejó un gran legado. Muchos de sus descendientes aún conservan negocios que fundaron sus antepasados. Entre las familias que puedo resaltar figuran los Koc, Koctong, Koc Chiu, Liu, Lem, Lau, Kocchinfo, entre otros.

Conforme Ilo crecía aumentaron las necesidades de la población y se abrieron más negocios. Alberto Lau Ki tenía un grifo en la calle Callao con Ayacucho y allí se podía abastecer de combustible.

En la calle Zepita se levantaba una vasta tienda de finas telas, cuyo propietario era Don Aurelio Jo, dichas telas eran muy necesarias para la confección de prendas pues en esa época las madres les cosían a sus hijos.

Muchos recordarán a Don Moisés Lem Won en ese gigante almacén donde había absolutamente todo. De techos altos y pisos de madera, los estantes de su tienda estaban abarrotados de tantas cosas útiles como curiosas y en el mostrador resaltaban unos frascos de vidrio llenos de golosinas y caramelos, que estoy segura don Moisés regalaba a más de un niño curioso que llegaba por ahí.

Yo conocí a don José Lem Tay, un delgado, alto y espigado chinito que era nuestro vecino, cuya casa colindaba con la nuestra en la calle Abtao y quien también tuvo un gran almacén en la calle Zepita, en donde se vendían desde medicinas hasta lo inimaginable. Antiguamente no había boticas y los chinos eran los que proveían de todo un poco.

Alberto Lau Sun era el encargado de calzar a las damas ileñas y a los muchachos de la época con zapatos de cuero legítimo, según cuenta la historia.

De niña también recuerdo ir a la tienda de don Máximo Lo, un lugar tan ordenado y bonito que daban ganas de siempre comprar ahí; incluso cuando lo tenía a su cargo la señora Justita, su esposa. Recuerdo que aún ni alcanzábamos el mostrador, pero podíamos observar cómo pesaban los granos, azúcar o menestras en una balanza de hondo platón metálico y las agujas marcaban el peso exacto, y todo eso era cuidadosamente embalado en bolsas de papel y amarradas con pabilo.

Al subir la calle Pichincha en la esquina de Zepita estaba la tienda de la familia Liu-Can y era frecuente ver a la dulce abuelita con su chompa tejida a mano, dirigir su negocio con la fuerza que todos los chinos poseen.

Mientras Ilo surgía, ya había necesidad de hoteles y restaurantes donde se pudiera recibir a visitantes y comerciantes. Es así, que se abrió el Chifa Cantón de propiedad de don Juan Cam. Yo aún recuerdo que el tallarín y el arroz chaufa lo servían cuando uno compraba para llevar, en papel manteca y los chinos le daban vueltas en el aire en pleno mostrador de formica, y no se les caía ni un solo arroz.

Don Manuel Hutting construyó el Hotel Ilo, siendo este uno de los primeros grandes hoteles del puerto.

Todos hablaban del Hotel Kocting, yo ya no lo conocí, pero según cuentan las personas de la época, allí se realizaban fastuosas fiestas para la sociedad ileña.

Zaira Kocchiu, Carmen Kuong, Luisa Kocchiu, Natalina Kuong e Isabel Kocchiu [1945]
MÁS EXTRANJEROS VISIONARIOS

Al ser Ilo un puerto favorecido por su ubicación geográfica y bondades económicas, en el desembarcaba gran cantidad de extranjeros y muchos de ellos dedicados a la pesca, llegaban con el anhelo de construir un patrimonio, pero al arribar a este bello y agradable lugar, quedaban prendados se su suelo y de la belleza de las damas ileñas.

Entre estos hombres de mar llegó a Ilo don Luka Baraka, un apuesto joven croata quien formó su familia y fundó su exitosa empresa en Ilo, dando hasta la actualidad trabajo al capital humano de la provincia. Mi abuela Yolanda Wong de Calienes, contaba que a su heladería iba la pareja más bonita de Ilo, “como de revista” decía ella, refiriéndose a doña Mabel Mazuelos y don Luka Baraka.

EN LA GASTRONOMÍA

Como mi rubro es la gastronomía, no puedo dejar de nombrar a los emprendedores extranjeros que fundaron los cimientos para que este importante sector se desarrolle. Cabe resaltar a la familia Crosse Mesacasa quienes abrieron la primera pollería de pollo al spiedo en Ilo, donde se servían las papitas fritas en canastitas. De igual forma, es imposible no recordar a Don Nico Elefteriu, un simpático griego a quien todos conocíamos como Papito Lindo propietario del restaurante Montecarlo. Nombre que algunos piensan es el que tiene la playa ubicada frente a lo que fue su famoso restaurante, pero que en realidad se llama Playa Boca del Río.

Papito Lindo fue uno de los pioneros restauranteros de Ilo al igual que el gran Sergio Molina quien llegó desde Chile trayendo las últimas tendencias gastronómicas, acompañadas de un cálido servicio y una atención de vanguardia, siendo el creador por excelencia de los famosos “Frutos del Mar”, que es uno de los platillos típicos de nuestra provincia.

Otro visionario extranjero fue don Gaetano Vettoretti, quien, a orillas del mar, seguramente recordando la belleza del Véneto italiano, junto a su hermano fundaron la famosa heladería La Veneta, lugar de reunión de muchos inmigrantes en donde podías degustar un delicioso y fino helado en barquillo.

Toda ciudad que se respete y con aires de progreso va de la mano con una buena panadería. Pues en Ilo no podía faltar la llegada un francés de apellido Frasselle, quien inauguró la panadería Le París, en cuya vitrina se exhibían los panes y pasteles al propio estilo europeo, dándole el toque chic a un pueblo en pleno crecimiento.

Julio Kocchiu y Carmen Kuong Rivera [1960] en la Plaza de Armas de Ilo.
Y AUTORIDADES

Y si de crecimiento hablamos, también tuvimos alcaldes extranjeros y destacó un nombre que recuerdo, el de don Sergio Bertolucci, pues lo oí mencionar muchas veces en mi infancia, debido seguramente a las obras que realizara en su gestión.

En mis recuerdos de la niñez está muy presentes y tengo grabado en la memoria a don Celestino Garrido, un español de ojos azules con boina negra, quien pasaba diariamente por mi casa caminando a paso ligero o muchas veces en un automóvil descapotable, que era para los niños del barrio el auto de Batman. Él habiendo sido héroe de guerra en su patria apostó por Ilo formando una empresa que continuó en el tiempo en manos de su yerno don Manuel Manzanal, también español; quien acertadamente condujo el negocio pesquero a otro nivel y hoy con 90 años sigue al mando de su empresa dando trabajo, desde sus inicios, a muchas familias ileñas que viven de la pesca.

El aprecio hacia esta entrañable familia es muy grande, pues siempre que acudí a ellos para la organización de los reencuentros de ileños en Lima, don Manuel fue siempre el primero en encabezar la lista de benefactores, demostrando el afecto hacia los paisanos de sus hijos.

De épocas más actuales podemos destacar al muy querido profesor Gregor Fraser Chisholm, quien no solo fue maestro, si no también empresario de la educación escolar, dueño y fundador del Colegio Little Angels. Greg quien era de origen escocés, eligió Ilo para formar una familia y crear la empresa de sus sueños, ya que él amaba enseñar. Habiendo viajado por el mundo entero, decidió que Ilo sería su lugar y en él dejó un gran legado, ya que también fue alcalde del distrito de Pacocha.

Gracias a la contribución de estos grandes personajes, hombres de origen extranjero y de corazón peruano, la provincia de Ilo, es mucho de lo que es hoy. Seguramente no estoy mencionando a otros tantos, ya que solo estoy plasmando en estas líneas mis propios recuerdos, pero a todos ellos quiero rendirles este modesto homenaje por su gran aporte al crecimiento de lo que todos llamamos nuestro hogar y que es para todos Ilo Puerto de Ensueño, Tesoro del Perú.

Francisco Kuong Koc.

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