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23 noviembre, 2024 10:12 pm

¿Está en peligro la democracia?

POR: JULIO FAILOC RIVAS     

Nadie cree en las promesas, salvo que al adversario le convenga para sus fines políticos. El fujimorismo dice creer que es posible que Perú Libre ejecute su programa, y lo está usando como estrategia de miedo para hacernos creer que el comunismo y/o el modelo chavista está en ciernes en el Perú si gana las elecciones Castillo. Levitsky ha vuelto a re-frasear eso de que Castillo le siembra más dudas que Ollanta y que de Keiko tiene más certezas de lo que podría ser su gobierno.

El sentido común le ha dictado a Castillo que las propuestas autoritarias del dueño del Partido Perú Libre son más que inviables, no solo porque carecen de una correlación de fuerzas favorables en el congreso para su aplicación, sino que él, no es ni Chávez ni Evo, y menos Cerrón.

La anticampaña y la guerra sucia, apelando al miedo contra la candidatura de Pedro Castillo ha sido más que feroz. Lo curioso es que no ha estado dirigida contra él, sino contra Cerrón, como si éste fuera el candidato.

Castillo está limpio, no tienen nada contra él que pueda ser usado en su estrategia de demolición en el último tramo de campaña. Los argumentos se les están agotando y lo más probable es que recurran a más guerra sucia y a los “fake new” o noticias falsas a que ya estamos acostumbrados los electores.

El miércoles pasado, en el encuentro con Verónika Mendoza, para la tranquilidad de muchos y apelando a su palabra de maestro, Castillo firmó un juramento de quedarse el tiempo que corresponde a un periodo de gobierno, además de ponerse al servicio de las grandes mayorías, a fortalecer el sistema anticorrupción y a luchar contra la delincuencia en todas sus formas, tanto la que roba en las calles como la que usa cuello y corbata, entre otras promesas.

Seguramente para muchos quedará la duda flotando sobre si Castillo cumplirá con su palabra, cuando hemos tenido a cuestas a todos los presidentes que, una vez llegados al poder, nunca cumplieron su palabra… ¿será una excepción el profesor Pedro Castillo?

Al frente tenemos a la candidata Keiko Fujimori, de quien no solo Levitsky sino la gran mayoría de los electores tienen cada vez más certezas de que la democracia con ella está en un serio peligro.  Y es que el fujimorismo ya hizo todo aquello de lo que se le acusa a Castillo: cerrar el Congreso si le es adverso, gobernar con mano dura como ya lo anunció, y cooptar todos los poderes del estado (incluida la prensa) tal como lo hizo su padre. Ella sabe cómo hacerlo y no le temblará la mano para ejecutar la estrategia de capturar el poder y ponerla al servicio de sus intereses y los de sus socios que hoy en la penumbra hacen más sucia la campaña.

Keiko Fujimori se juega la vida, no puede perder las elecciones porque sabe lo que le espera. De ella no se puede dudar que tiene poderosas razones para perpetuarse en el poder, porque es la única forma de salvarse de los 30 años de prisión que ha pedido el fiscal José Domingo Pérez.

En esta lógica e interés común se han alineado la mayoría de los partidos, varios empresarios y medios de comunicación, sobre todo los que están seriamente involucrados en los casos de corrupción y que les espera la cárcel si Keiko pierde las elecciones. ¿Habrá alguien –en su sano juicio– que les pueda creer que se han unido para salvar la democracia amenazada por el comunismo?

El fujimorismo, a diferencia de Pedro Castillo, tiene la capacidad y el poder de articular e implementar una estrategia para capturar el poder. Ellos pueden construir una mayoría congresal con facilidad sobre la base de intereses y prebendas (e incluso chantaje). Con la asunción del fujimorismo al gobierno todas las investigaciones de corrupción se paralizarían o se caerían, la democracia quedaría herida de muerte con la perpetuidad de los Fujimori en el poder bajo una impunidad absoluta.

No es odio, tal vez es miedo… pero también afán de justicia de los que estamos hartos de tanta impunidad.

Me temo que la democracia está en peligro, más precisamente, en riesgo de quedar herida de muerte, y junto con ello mucha gente que se la jugó por liberarnos de la corrupción a cambio de nada. Por ellos y por nosotros mismos hay que pelear hasta el último minuto para evitar que prospere la impunidad en nuestro país.

Análisis & Opinión