POR: MAURICIO AGUIRRE CORVALÁN
El pedido de vacancia se presentó finalmente con 29 firmas de la oposición más radical del Congreso. Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular se juegan una gran y delicada apuesta en medio de un clima de confrontación política en el que cada paso debe medirse al milímetro, porque un acierto o un error pueden ser determinante para su futuro político cercano.
Apostar por un pedido de vacancia a sólo cuatro meses de mandato presidencial es un acto de audacia política, pero a su vez una jugada riesgosa en el objetivo final de la oposición radical conservadora que es evitar que el presidente Pedro Castillo complete los cinco años en Palacio de Gobierno.
Son siete los argumentos en la moción de vacancia para solicitar la salida de Castillo del sillón presidencial. El supuesto financiamiento de la campaña electoral con dinero ilícito proveniente de “Los Dinámicos del Centro”, la designación de altos funcionarios vinculados al terrorismo, tráfico de influencias en los ascensos de las Fuerzas Armadas y en la Sunat, debilitamiento del sistema democrático al fortalecer relaciones con Venezuela, generar inestabilidad económica, maltrato a medios de comunicación, negativa a rendir cuentas, y permisibilidad a la violencia contra la mujer.
Si bien se trata de argumentos que parecen enmarcarse más en cuestionar una pésima gestión que en hechos que revelen una incapacidad moral permanente del presidente Pedro Castillo, estamos ante una decisión política de la oposición que parece decidida a impulsar una estrategia de corto plazo en su objetivo de obligar al mandatario a dejar Palacio de Gobierno en el menor tiempo posible. Y quizá no hayan medido adecuadamente los riesgos que ello implica.
De acuerdo con las posturas de las diferentes bancadas en el Congreso, está claro que llegar a los 87 votos para lograr la vacancia es hoy casi imposible, así que el verdadero objetivo en realidad es lograr que el presidente tenga que ir al Congreso a dar explicaciones y defenderse de las acusaciones. Para eso se necesitan como máximo 52 votos, y es allí donde en verdad se está jugando el triunfo o la derrota política de este intento maximalista de la derecha conservadora. Sumadas las tres bancadas tienen 43 votos, a los que deberían sumarse los de los congresistas Roberto Chiabra y Gladys Echaíz de Alianza para el Progreso, lo que supone 45 votos. Por irónico que parezca, los votos que faltan podrían venir del propio oficialismo.
Algunos representantes de Perú Libre podrían apoyar que se admita a trámite la moción de vacancia, no con la intención de vacar al presidente, sino como un mensaje del poder que tienen sobre el frágil gobierno de Pedro Castillo.
En este prematuro pedido de vacancia se juega mucho. Para la oposición puede terminar siendo un boomerang si no logra los votos que necesita para que sea admitida, mientras que para el presidente Castillo el sólo hecho de tener que ir a rendir cuentas al Congreso será una derrota política frente al Parlamento, pero si logra evitarlo, habrá conseguido ganarle el pulso en esta primera puja directa, con los réditos políticos que eso implica por lo menos en el corto plazo.
Se trata de una jugada política de alto riesgo, un pedido de vacancia que en medio de la actual turbulencia política resulta un arma de doble filo para la oposición, que puede terminar acogotada por su propia desesperación de ver a Castillo fuera de Palacio de Gobierno.