POR: BETO LAJO PAREDES
De todo el mundo, millones de personas migran a EE.UU., legal e ilegalmente, constituyendo un negocio el traslado de migrantes, practicado por individuos hasta empresas; los latinoamericanos, son los que en mayor número migran a dicho país. Y todos los años, los gobiernos norteamericanos: demócratas y republicanos, expulsan a migrantes indocumentados.
El presidente Donald Trump, los está expulsando, motivando en los gobiernos latinoamericanos, lo consideren en Agenda, quienes han tenido diversas reacciones, no sabiendo qué hacer en un primer momento, luego, han empezado a verlo como asunto gubernamental; salta a la vista, no fue interés, ni para la derecha ni izquierda, el tema de la migración de compatriotas. Ahora, por vergüenza sí lo tratan, proponiendo medidas temporales e improvisadas.
Destacamos dos significados de Migración: Acción y efecto de pasar de un país a otro para establecerse en él. Desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas económicas o sociales. (Diccionario de la Lengua Española, 22 edición, tomo 13, pág. 1019).
¿A quién le corresponde “desanimar la migración” de su gente? A las municipalidades provinciales, tarea establecida en la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades, en el sub numeral 2.4 numeral 2 artículo 86.- Promoción del desarrollo económico local, textualmente, dice: “Promover, en coordinación con el gobierno regional, agresivas políticas orientadas a generar productividad y competitividad en las zonas urbanas y rurales, así como la elaboración de mapas provinciales sobre potenciales riquezas, con el propósito de generar puestos de trabajo y desanimar la migración”.
Preguntamos a los alcaldes provinciales: tienen “políticas orientadas a generar productividad y competitividad”; han elaborado “mapas provinciales de riqueza”; han proyectado acciones para “generar puestos de trabajo y desanimar la migración”. Recordemos, según el INEI, en el país hay un millón y medio de “ninis” (ni estudian ni trabajan), en la región Arequipa hay 50 mil “ninis”; cada año, se incorporan a la PEA, aproximadamente, 350 mil jóvenes.
Por qué migran de un lugar a otro, en el caso de nuestro país, de la zona andina, a las áreas costeras; del ámbito rural al urbano; de provincias a la capital de la República. Porque la gente busca bienestar que considera no lo tienen en sus lugares de origen.
Con la pandemia mundial del Coronavirus Covid-19, miles de personas afincadas en Lima, por la inmovilización social (no podían trabajar, por ende, no obtenían ingresos, sin recursos para solventar los gastos de arriendo, alimentación, servicios y otros), tomaron la decisión de retornar a sus lares de nacimiento.
Este fenómeno social, del retorno, no se ha estudiado: ¿se habrán quedado? o ¿han regresado a la ciudad capital? Y si se han quedado ¿a qué se están dedicando? Conozco el caso de un matrimonio joven, de Lima retornaron a Caravelí, ahí han puesto un restaurante campestre, de platos marinos, utilizando una huerta tal como está, sin agregarle cemento ni al piso ni a paredes. Resultó una novedad elevando la calidad en la gastronomía local; casos similares deben existir en todo nuestro país.
¿Qué proponen las organizaciones políticas (partidos políticos y movimientos regionales) para propiciar empleo y desanimar la migración? Hasta ahora ¡nada!