POR: ENRIQUE RIVERA SALAS PERIODISTA COLEGIADO)   

Quiero concluir este trabajo, uno porque es deber cumplirlo y dos porque muchos amigos me lo han solicitado, dado el tiempo transcurrido.

Nació en Mollendo el 11 de marzo de 1912 (otros historiadores señalan que nació en Sicuani el año 1910).

Haré una semblanza, porque seguramente las nuevas generaciones nunca han escuchado el nombre de Daniel Carpio, también conocido como “Carpayo” y mucho menos sus proezas y hazañas, claro que los culpables de esto somos nosotros por no difundir la trayectoria de los hijos mollendinos que trazaron páginas de oro en la historia deportiva de Mollendo y del Perú pese al tiempo transcurrido.

He hecho una biografía de Daniel Carpio donde señalo algo de su vida familiar.

Fue hijo de la señora Carmen del Carpio, hizo sus primeras brazadas en la “Aguadita” y en “Catarindo” y posteriormente cruza en varias oportunidades los llamados “Tumbos” de nuestras playas, llegando también hacerlo en el denominado e histórico muelle.

Se dice que Daniel Carpio se ganaba la vida en Mollendo nadando de niño cerca de un kilómetro hasta las embarcaciones, para conseguir el pescado que servía de alimentación en el internado al que un tío suyo lo llevó a los cuatro años.

A los 11 años fue llevado al Callao, casi como polizonte en un pequeño barco, trabajando en Lima en un club.

Daniel Carpio sale de Lima a la Argentina cuando tenía 20 años, radicando en Buenos Aires.

En Argentina, el año 1940 se casa con doña Amalia Schalloto. Su hija Irene nace en el año 1941 y fallece a los 18 meses de nacida.

Su segunda hija Rosa nace en 1942 y fallece a los 26 años y la tercera hija Beatriz Lucía nace en 1949.

Daniel Carpio enviudó, casándose luego con la Sra. Dora Ferreiro, destacada actriz argentina.

En ese país, por los méritos que lograba, fue nombrado empleado del Consulado Peruano en Buenos Aires; pero al pasar un buen tiempo, como dijo Daniel Carpio: “El general Manuel A. Odría me traicionó; repito que yo era un empleado del Consulado Peruano en Buenos Aires”, es decir, señala Daniel “él me firmó con la mano y me borró con el codo, me sacaron del trabajo, por haberme nacionalizado argentino”, señalo Daniel. “Me tuve que nacionalizar para poder jubilarme. Pero no estoy resentido con mi patria, sino con los hombres que dirigieron mi país”.

Daniel Carpio trabajó en los clubes River Plate, Gimnasia y Esgrima, Platense e Independiente; con ellos trabajó muchos años como entrenador de natación a pesar de ser hincha del Club Independiente.

Antes de morir Daniel Carpio textualmente dijo:

“Nunca me he olvidado de mi país y no me olvidaré, si no voy, lo llevaré como recuerdo de mi alma, donde me entierren. Pero en sí a mí señora le he dicho que cuando muera me cremen y que las cenizas las tiren al mar, porque yo nací en el mar y en el mar voy a morir”.

Daniel Carpio, el tritón de América fallece el miércoles 19 de agosto del año 2009 a los 99 años en Buenos Aires, Argentina.

Quiero resaltar en la parte final de esta cronología el tributo que hizo el exalcalde de Mollendo y ex Congresista de la República, Miguel Román Valdivia que textualmente dice:

“Condolencias Miguel Román Valdivia, alcalde de la Municipalidad Provincial de Islay. Expresa su profundo pesar por el sensible deceso de quien en vida fue: Sr. Daniel Carpio Mazetti (Q.E.P.D Y D.D.G.) Destacado deportista nacional que dejó encumbrado el nombre no solo de nuestro país, si no de la ciudad de Mollendo. Hombre que, en su fructífera carrera deportiva, propulsó la disciplina de la natación y henchido de coraje y fuerza, realizó importantes proezas de talla nacional e internacional.

El Puerto Bravo de Mollendo, pierde a uno de sus más destacados representantes dándonos la dicha de verlo crecer y formarse con el coraje de nuestro bravo mar, y curtirse bajo el abrazador sol.

Con profundo pesar recibimos esta ingrata noticia que apena a nuestra ciudad porque perdió uno de sus hijos predilectos y destacados. Descansa en Paz, Daniel Carpio, “Carpayo”.

Últimas palabras de “Carpayo”:

“Quizás mi tiempo aquí pareció demasiado abreviado. Ahora no lo alarguen con pena indebida. Levanten sus corazones (…) Compartan conmigo esta alegría. Dios deseó que me fuera con él y ya soy libre”.