Crianza saludable VI

Acepta los cambios. No seamos tan radicales e inflexibles. Establece límites con respeto.

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ    

Control y regulación: cuando hablamos de estos temas, a veces creemos que es solo mandar y hacer que los demás hagan lo que uno quiere. Sin embargo, esto no funciona así. El control y la regulación significan más que eso. Se entienden como la manera asertiva en la que se imparte una indicación o el establecimiento de las normas dentro del hogar y fuera de él en las actividades cotidianas, donde todos actúan de forma armoniosa. Cuando es difícil equilibrar las responsabilidades con los derechos y deberes que cada persona tiene, debemos emplear estrategias que permitan alcanzar esa armonía sin recurrir a la acción obligatoria y poco agradable.

Aquí te doy algunas ideas sobre cómo llegar al punto de equilibrio que todos deseamos experimentar: Acepta los cambios. No seamos tan radicales e inflexibles. Establece límites con respeto.

Mantén una buena comunicación. No esperes entender o que te entiendan si no estamos claros en lo que decimos. Debemos confirmar que nos estamos entendiendo.

Sé empático. Así como deseamos que entiendan nuestro sentir, debemos saber colocarnos en el lugar del otro.

Evita las comparaciones. Lo peor que puede hacer una persona importante para mí es compararme o ridiculizarme frente a otros o conmigo mismo(a). Evitemos las etiquetas.

Predica con el ejemplo. No podemos pedirle a otra persona, ya sea de nuestra edad o menor, que haga cosas que ni siquiera nosotros podemos hacer.

Es necesario que siempre tengas en cuenta este último punto, y en algunas ocasiones ya te lo he comentado: no pidas a un niño o adolescente hacer algo que ni siquiera tú mismo(a) puedes o estás haciendo.

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