POR: JOSÉ DÍAZ MENDOZA

Es bien sabido por la comunidad regional, el proceso de licenciamiento que está llevando a cabo en la que es la primera universidad moqueguana, es decir, nuestra “alma máter” José Carlos Mariátegui (UJCM). Suspicacia, esperanza y anhelo en un licenciamiento agónico.

Ahora, quien redacta estas líneas ha tenido la posibilidad de entablar amenas conversaciones –sobre el tema en cuestión- con quienes serían los directamente afectados (o beneficiados) por la decisión que finalmente resuelva la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), me refiero a los padres de los estudiantes que se encuentran en proceso de formación académica en esta casa de estudios. También a los estudiantes, obteniendo las suficientes opiniones para finalmente llegar a un veredicto: la población tiene un conocimiento superfluo, subjetivo y en la mayoría de casos errado.

No, estimado conciudadano lector, esta decisión no es una estrategia del Estado que pretende encarecer los costos de la educación superior para llenar los bolsillos de las sobrevivientes universidades privadas; la medida tampoco responde a un lobby, conformado por propietarios de universidades pitucas, para que ineludiblemente debas pagar en una de estas. El asunto es mucho más serio y es susceptible de ser percibido por ti, si es que eres o has sido alumno de la UJCM, la medida no está en contra sino en favor de un mejor servicio en pos de la calidad.

Calidad profesional: dos palabras con la que podemos conceptualizar el horizonte de esta reforma y la razón por la cual cada uno de nosotros debería agradecer la función que está realizando SUNEDU.

Finalmente, con esta reforma se está exigiendo lo que muchos estudiantes solicitábamos. Casi siempre infructuosamente a las autoridades de la UJCM. Buenos docentes, buena infraestructura, buen equipamiento en los laboratorios. Que el dinero recaudado por la actividad educativa sea reinvertido en lograr un continuo desarrollo y evolución de nuestra casa superior; ¿es malo eso? O es que de verdad preferimos que las siguientes generaciones reciban una instrucción paupérrima, porque –en nuestro subconsciente- buscamos ¿una titulación para liberarnos de la obligación que supone su manutención?

La UJCM ha dado pasos agigantados en su desarrollo institucional para dar cumplimiento a las Condiciones Básicas de Calidad (CBC); acciones que, como estudiante regular en curso, puedo afirmar que han sido bastante notorias… pero que demoró en ejecutar. Esperemos que no sean insulsos los esfuerzos realizados y el objetivo se cumpla.

Al día de hoy, coloquialmente hablando diríamos, la pelota ya no está en la cancha de la UJCM. Se propuso un plan de adecuación al que tuvo que validarse para lograr el licenciamiento, y el órgano revisor nos mantiene a la expectativa de su fallo final. Se ha convertido en una agonía cuasi eterna.