POR: DR. PHD. JAVIER FLORES AROCUTIPA
Entre los años 2004 y 2024, las regiones del Perú han recibido un total de 90,454 millones de soles en concepto de canon y regalías mineras. Este ingreso ha sido fundamental para el financiamiento de proyectos de desarrollo e infraestructura en distintas zonas del país, especialmente en aquellas con alta actividad minera.
Entre las principales regiones beneficiadas, Áncash lidera la lista con una suma que supera los 21,215 millones de soles, seguida de Arequipa, que ha recibido 12,980 millones de soles. Tacna y Moquegua también figuran entre los primeros lugares, con montos de 8,878 millones y 7,813 millones de soles, respectivamente. Cajamarca y La Libertad cierran este grupo de las seis principales regiones, con ingresos de 6,727 millones y 6,542 millones de soles cada una.
El canon minero permite a las regiones y municipalidades contar con recursos. Estos fondos han sido destinados a proyectos que promueven el empleo y reducen la pobreza, en especial en zonas donde la actividad minera genera externalidades sociales y ambientales que deben ser mitigadas con inversiones en bienestar social y desarrollo económico.
Sin embargo, el problema radica en la baja ejecución de estos fondos por parte de los gobiernos subnacionales. La falta de capacidad para ejecutar el presupuesto asignado impide que los beneficios potenciales del canon minero se materialicen en un impacto positivo en las comunidades locales.
Esta ineficiencia no solo retrasa el desarrollo regional, sino que también agrava la situación de pobreza y desempleo, especialmente en zonas que dependen de la minería como principal actividad económica. Entonces resulta de responsabilidad de los “burócratas” del Estado que no asumen los retos de bienestar social para los ciudadanos de su jurisdicción.
La subejecución de los recursos del canon minero, sumada a la falta de planificación y transparencia, crea un círculo vicioso donde los fondos están disponibles, pero no se utilizan adecuadamente, aumentando la frustración y el descontento social. Esta situación puede derivar en conflictos sociales, ya que las comunidades perciben que, a pesar de tener grandes recursos, no se está mejorando su calidad de vida.
En conclusión, el canon minero es fundamental para las regiones y municipalidades en Perú, pero es crucial mejorar la capacidad de gestión de los gobiernos subnacionales para que estos recursos sean empleados en su totalidad y de manera eficiente. Esto permitiría aprovechar el potencial del canon minero para generar empleo, reducir la pobreza y promover un desarrollo sostenible en las regiones mineras.
