POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA
DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES
1956 fue un año clave para el Perú, no solo fue el protagonismo alrededor del poder político lo que movía la cotidianidad buscando la captura de ese poder, sino, que era la primera vez que las mujeres tomarían la palabra en el Parlamento, pese a que la lucha por la ciudadanía femenina ya llevaba casi un siglo.
Es indudable que ese cambio social, no iba a multiplicarse de inmediato, sobre todo en zonas de marcado machismo, como el sur del Perú, donde la mujer no había tenido en el Perú prehispánico, el empoderamiento que, si se manifestó en el norte y en la selva, con curaquezas, capullanas, sacerdotisas, y amazonas.
En esta contienda electoral de 1956, aunque hubo candidatas en el sur, ninguna ganó; por Cusco se presentaron Esther Carreño de Abril Ferro, y Rosa Lasanta de San Martín, pero los hombres siguieron endosando poder a los varones, y no a las mujeres, al punto que no fue posible con los votos de otras mujeres, que apoyaran a quienes intentaban llegar al Parlamento
Distinta fue la realidad del norte y del centro, donde se presentó, el caso singular de dos hermanas ganadoras como diputadas, Lola Blanco Montesinos de La Rosa Sánchez, y Alicia Blanco Montesinos de Salinas, la primera de ellas, nació en Lima, el 1 de julio de 1907, y falleció en la misma ciudad, el 30 de julio de 1997.
Se le recuerda como una educadora destacada, y como política peruana, que fue parte del primer bloque femenino que llagó a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores. En 1956 estuvo entre ese primer grupo de mujeres elegidas a la Cámara de Diputados del Congreso de la República del Perú, que dejaría huellas en la historia del Perú, porque su presencia en el Parlamento marcaría una coyuntura, difícil de olvidar. Ocupó su cargo hasta julio de 1962, cuando se atentó contra la democracia, a través de un golpe de Estado.
De su participación en el Congreso de la República, tuve noticia la primera vez en 1980, a través de uno de sus sobrinos políticos, Tito La Rosa Sánchez, quien hizo mención de ello en una clase se sociología, fue la única representante por Ancash en aquella oportunidad, y eso lo llenaba de un orgullo natural.
Sus sobrinas refieren que Lola Blanco Montesinos, fue hija de Emilio Blanco y de Margarita Montesinos; fue alumna del Colegio del Corazón de Jesús y los Sagrados Corazones, contando con una esmerada instrucción. Concluida la secundaria, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se tituló como pedagoga. Posteriormente, en 1935 obtuvo los grados de bachiller en Letras y Jurisprudencia en la Pontificia Universidad Católica, cuando la mujer tenía poco espacio en el mundo jurídico. Se titularía después como abogada en la Universidad Católica, optando a continuación el grado de doctora.
Contrajo matrimonio con Juan Francisco La Rosa Sánchez y Rodríguez el 25 de julio de 1937. Se sabe que se desempeñó como profesora en varios colegios particulares de Lima y, desde 1935, antes de su matrimonio, fue directora del Colegio Nacional de Mujeres de Huaraz, experimentando los estragos del terremoto y aluvión de 1941, del que providencialmente resultó ilesa.
Vendría luego la apertura ciudadana para las mujeres, y tras aprobarse la lucha de las mujeres, se consagró como un derecho, el sufragio femenino, postulando a la Cámara de Diputados por Áncash en las elecciones de 1956, triunfando como una de las nueve mujeres elegidas al Congreso; entre las ganadoras se contó a su hermana Alicia que postuló en Junín; espacio muy singular, en el que resultaron ganadoras las dos mujeres que postularon para diputadas.
En el mundo cultural se recuerda a Lola Blanco de la Rosa Sánchez, porque, integró la Comisión de Bibliotecas y Museos Nacionales, en el Congreso de la República; así como la Comisión de la Madre y del Niño, y la Comisión de Legislación Especial. En Ancash su nombre está vinculado a sus gestiones como diputada, para la creación del Colegio Nacional Nuestra Señora de las Mercedes, de Carhuaz.