POR JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA)   

El descontento contra la clase política ha llegado a niveles muy elevados, el poco interés por las elecciones generales y congresales se expresa en lo sustenta. Nos lo dicen no solo las encuestas que, a pesar de estar manoseadas y dirigidas, en las conversaciones e indagaciones a los ciudadanos sobre sus preferencias las respuestas son en gran porcentaje de desconocimiento sobre quiénes son los candidatos presidenciales y lo es más extremo en el caso de los postulantes al congreso.

La población expresa que si por ellos fuera no irían a votar o lo harían en blanco o viciado. No hay que ser muy analítico para darse cuenta de por qué a un poco más de los quince días de las elecciones la gente este hastiada de la política: la corrupción de ellos, la pandemia, la crisis política, la pobre gestión del ejecutivo y más del legislativo y los vientres de alquiler en que se ha convertido los partidos políticos.

El desencanto por la política es peligroso porque el pésimo de los ciudadanos deja campo a que llegue cualquiera a gobernarnos. Si bien la mayoría no quiere la política, sin embargo, la política se mete todos los días con nuestra vida: el empleo, la salud, educación, salarios entre otros dependen de la política que se aplique desde los gobiernos de todos los niveles. Tenemos que darnos un espacio de examinar a quienes ingresen al gobierno presidencial y congresal para no tener los nuevos Trumps, Bolsanaros en nuestro país.

La primera tarea es ver que tenemos en nuestro departamento. En lo que respecta a los candidatos al congreso por su lugar de nacimiento, sorprende que el 45% de ellos no nacieron en Moquegua; 16% nacieron en Mariscal Nieto, 11% en Ilo y 9% son de Sánchez Cerro.

La sorpresa es mayor con respecto a los que postulan por el departamento, pero domicilian fuera de Moquegua y representan el 16% de los postulantes (Grafico 01 y 02). Las evidencias y lo ocurrido en otros departamentos indican que muchos partidos llenaron la lista congresal en sus cuartelillos de sus partidos de la ciudad de Lima, requirieron que sean nativos de nuestra tierra y ante la carencia inscribieron con el primero que pasaba por su frentera.

Respecto a la edad de nuestros candidatos es variada extrema, así tenemos que el 31% tiene entre 50 y 60 años; el 26% entre 40 y 50 años; 17% entre 60 y 70 años; 14% entre los 30 y 40 años, el 7% entre 70 y 80 años y entre 20 y 30 años el 5%. En este aspecto de la vida no podemos decir cuáles son los buenos o los menos buenos, es relativo se puede ser joven, pero con muchas capacidades y trayectoria y se puede ser mayor y tener mucha sabiduría, experiencia y trayectoria.

Sin embargo, el tema es que muchos de los jóvenes postulantes no tienen trayectoria publica ni en su centro de trabajo o de estudios y no sustentan sus proyectos de leyes. Lo mismo ocurre con algunos bien mayores que son conocidos y son también reconocidos por su hoja de vida al servicio de intereses de grupos ligados a la corrupción.

Respecto al nivel de estudio el 31% tiene estudios básicos, el 18% estudios no universitarios, el 44% estudios universitarios y el 7% son técnicos y universitarios (Grafico 04). Lo preferible es que tengan estudios superiores para ingresar al parlamento, sin embargo, ser obrero, campesino o empresario con principios y manos limpios es más importante, lo demuestra el metalúrgico Lula, el campesino Evo Morales o el polaco Walesa. Hay de muchos que estudiaron en Harvard y están acusados de corrupción.

En el tema de los ingresos anuales el 33% de ellos tiene ingresos hasta los 40 mil soles, el 22% menos de 20 mil soles, otro segmento que llega al 6% ganan más de 100 mil soles, con el mismo porcentaje los que ganan más de 140 mil soles y menos de los 160 mil soles.

Esperamos que nuestros postulantes al congreso sigan el ejemplo de Pepe Mujica, uno de los mejores presidentes de Uruguay, que ingreso al gobierno con un escarabajo de Volkswagen y salió al final de su mandato con el mismo demostrando que sus principios están por encima del banal dinero ¿Los actuales candidatos al congreso tienen esta vocación de servicio y no de servirse del poder para su beneficio propio?

Es nuestra responsabilidad de escoger bien al elegible, no nos equivoquemos otra vez, nuestro país y de nuestras familias dependen de que votemos por el correcto, el conocido por su vocación de servicio, por su conocimiento de la realidad nacional y regional. No nos quejemos después.