POR: ENRIQUE AZOCAR PRADO
A los hombres y mujeres de ciencia no les ha interesado comunicar masivamente sus hipótesis, sus métodos o sus hallazgos de investigación. Y cuando se han interesado en la divulgación científica no cuentan con las habilidades comunicativas que sí tienen los «narradores de cuentos». Estos mentirosos patológicos tienen más éxito en divulgar sus mentiras que los científicos en comunicar sus conocimientos.
¡Vaya paradoja! hay tipos que nunca pisaron la Universidad, que son esclavos de un sólo libro (que es peor que no saber leer) pero que son escuchados con más fervor que a los profesores universitarios. Ahora más que nunca se necesita oír a los hombres y mujeres de ciencia de la Universidad. ¡Cuánta falta nos hacen!
DESAFÍOS
Mantener el equilibrio mental es esta dura prueba que nos toca vivir a todos es – qué duda cabe – todo un desafío. El desafío es mayor para quienes tenemos familia detrás de nosotros, para quienes somos pilares en nuestros hogares.
Nadie duda que la situación actual y la que vendrá es difícil y angustiante. Sin embargo, este es el momento de demostrar el verdadero carácter, el verdadero temple. Esta es la oportunidad que íntimamente esperábamos que el destino nos pusiera en la vida para demostrar nuestra valía.
Bueno pues, aquí vamos, encarando el desafío sin miedo ni al presente ni al futuro. Finalmente, coraje – y no buena suerte – deseo para ustedes.
TIRIOS Y TROYANOS
Están de acuerdo en que la distribución del efecto del virus en las personas es así: «De cada 100 personas 80 serán asintomáticos o tendrán síntomas leves. De esas 100, 15 personas necesitarán ayuda hospitalaria y 5 (de cada 100 contagiados) necesitarán camas UCI y 1 de estos 5 fallecería».
Ahora bien. Si 100 personas toman Ivermectina, 80 de ellas serían asintomáticos si se contagian de Covid. Estos 80 dirán «gracias a la Ivermectina me he salvado»
Otros 15 irán al hospital y contarán al médico que tomaron Ivermectina. Los otros 5 que tomaron Ivermectina llegarán a las UCI contagiados por covid-19 y sus familiares contarán a los médicos que el enfermo tomó el dichoso antiparasitario.
En suma, no hay cura. Solo la prevención es la mejor opción que tenemos.