EDWIN ADRIAZOLA FLORES (eadriazola@yahoo.com)
El 26 de mayo de 1970, luego de un trabajo e insistencia que venía desde el primer gobierno de Belaunde, el presidente militar Juan Velazco Alvarado, con la mirada complaciente de Jorge Fernández Maldonado, su ministro de energía y minas (nacido en Ilo en mayo de 1922), firmaba el DL 18298 que creaba la provincia de Ilo y sus tres distritos. A partir de allí, esta sería la fecha cívica en que los ileños celebrarían el aniversario de la ciudad. De eso hace ya 49 años.
No fue esta la única fecha en que se pensó para festejar a Ilo. Una primera fue la propuesta como aniversario el mes de agosto pues en esa fecha (13 para ser más exactos) se produjo el maremoto de 1868 que obligó a reubicar Ilo y, por lo tanto, a crear una nueva ciudad, a la cual se le intentó sin conseguirlo, cambiar de nombre por la de “Juan Francisco”.
Otra fecha propuesta en 1968 fue el 22 de enero, que coincidía con la entrega a Lucas Martínez Vegazo de una encomienda que le adjudicó su paisano y amigo Francisco Pizarro y en la que se encontraba el valle de Ilo, hecho que equivocadamente se confundió con la fundación de la ciudad.
Ninguna de estas fechas, excepto la primera, logró calar en el ánimo colectivo local como para convertirse en la fecha emblemática que hoy estamos celebrando.
¿Qué realmente celebramos? Es cierto que la creación política de la provincia. Pero no solo eso. Creo que en el fondo es el orgullo que sentimos de haber construido una ciudad que nació del desastre de 1868 y que ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en el puerto emblemático del sur peruano.
Una ciudad – puerto que en la primera mitad del siglo XX fue sumando pequeñas conquistas comerciales; un puerto en el que la familiaridad era cotidiana y el progreso realmente muy lento por la estreches económica de las municipalidades; pero que no impidió que tenga un sostenido comercio marítimo, una importante frecuencia de vuelos aéreos con la recordada Panagra, un impresionante depósito de combustibles con el desaparecido IPC, empresas pesqueras como la Chalaca, San Pedro y la Episa.
Ante la necesidad vio crecer a su primer colegio secundario Mariscal Nieto llamado luego Daniel Becerra. Y a la par, dos muelles de atraque marítimo, y las instalaciones metalúrgicas de fundición y refinería, sin dejar de lado el tradicional cultivo del centenario olivo ni a antiquísima tradición pesquera.
Ilo no deben olvidar que parte de su crecimiento y desarrollo fue gracias al esfuerzo de los propios ileños, pero también a los miles de migrantes que fueron ocupando Miramar, Alto Ilo, Kennedy, Santa Marina y a finales del siglo XX la Pampa Inalámbrica.
La colonia china, arequipeña, cusqueña, puneña y de otras localidades, peruanos y extranjeros, le inyectaron a Ilo esas ganas de vivir y de crecer, de ser algo más que un puerto pequeño. Episa no solo trajo puestos laborales: condujo a Ilo cientos de mujeres que luego formarían respetables familias y apreciados amigos; la Southern de 1960 no solo fue una oportunidad de trabajo y, aun con los problemas ambientales que surgieron después, fue el canal que permitió que llegaran a Ilo cientos si no miles de personas que luego tendrían una destacada participación en la economía, la política, el arte, la educación, el deporte, al extremo de que muchos de ellos se quedaron aquí, tuvieron hijos (la nueva generación de ileños) y hasta decidieron dejar sus huesos en esta tierra o sus cenizas en el mar (He conocido a muchos de ellos y les he agradecido el gesto porque es una forma de expresar tu amor por el sitio: quedarte definitivamente en él).
Celebramos también la esperanza de ser un mejor puerto y una mejor ciudad. Tema como las lomas, agua permanente, puerto, mega puerto o como se llame, con abrigo indispensable, desalinizadora, ampliación agrícola, afianzamiento del valle, tren binacional, ordenamiento vehicular, oferta turística, son temas que permanentemente están en los medios de comunicación, en las redes, y en consciente colectivo y que deberían estar en las agendas de las autoridades locales y regionales.
Más aun, hoy que tenemos hasta el 2021 una oportunidad que no creo que se vuelva a repetir: un presidente moqueguano, dos congresistas moqueguanos, un ministro moqueguano, un viceministro moqueguano y moqueguanos e ileños y moqueguanos en diferentes niveles del gobierno central. Celebraríamos entonces que esta no sea una oportunidad desperdiciada.
En este 49 aniversario de Ilo celebramos el pasado que nos hizo lo que somos, el presente que es lo que somos y el futuro esperanzador que es nuestro derecho a ser más de lo que ahora somos.
Un salud por Ilo, que es igual que un salud por nosotros.