POR: KAREM ROCA LUQUE
“La traición se repite a lo largo de la carrera política de Martín Vizcarra”, una frase que simplifica la vida política del Lagarto hecha por el periodista Martin Riepl y que en esta ocasión nos permitimos replicar parte de la entrevista en el diario Perú21, donde nos relata toda la secuencia que lo llevó a escribir este magnífico libro, donde también les doy mi apreciación.
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Luego de conversar con decenas de personas, entre ellas familiares, amigos y rivales políticos, noté que esas palabras, de alguna manera, se repiten a lo largo de toda su carrera política. Incluso, el año 2006, cuando (Martin Vizcarra) se lanzó a la gobernación regional de Moquegua por el Partido Aprista, la relación entre él y el Partido Aprista, que era el partido de su padre, terminó muy mal. En aquel momento, el secretario general del Partido Aprista en Moquegua consideró a Vizcarra desleal, porque no tomó en cuenta al Apra en su campaña electoral y que hizo una campaña basada en su familia y amigos cercanos, mientras que Vizcarra acusó al partido de haberlo abandonado en medio de la contienda.
Luego viene la campaña electoral de 2010, que él gana con un partido político que no fundó (Movimiento ‘Integración Regional Por Ti), y una vez que gana, el fundador de ese partido se siente marginado por Vizcarra porque no forma parte del gobierno ni Vizcarra toma en cuenta sus consejos.
Luego viene el caso PPK, quien considera que Vizcarra lo traicionó y que fue desleal. El mismo fujimorismo considera que permitió la presidencia de Vizcarra y que él luego los traicionó. Y ni qué decir de Mercedes Araoz. Entonces, de una u otra manera, acusaciones de deslealtad ha tenido a lo largo de toda su carrera política. Sin embargo, siempre ha conservado este círculo tan íntimo, siendo él una persona tan desconfiada y permitiendo que tan poca gente sea parte de ese círculo.
Creo que él no sospechó que la traición podría venir de ese mismo círculo de colaboradores tan cercanos, que fueron su apoyo logístico como emocional. Por eso me pareció muy poderoso cuando él en el mensaje a la nación dijo que había sido traicionado por su círculo más cercano.
- ¿Dirías que le han pagado con la misma moneda?
Yo creo que su círculo ha visto un comportamiento de Martín Vizcarra en el que han abundado deslealtades, y quizás viendo ello, se ha terminado de generar un ambiente en el que la traición o a la deslealtad es como un elemento natural, y que tarde o temprano podía ocurrir dentro de esta llamada ‘muralla moqueguana’.
- ¿Quién es realmente Martín Vizcarra?
Es lo que trato de responder en el libro. Pero creo que estos audios han, de alguna manera, develado una personalidad de Martín Vizcarra que la gente no conocía; se muestra hasta dubitativo, su liderazgo es cuestionado por la gente que lo rodea, su círculo de lealtades no lo es tanto y lo ves solo en el poder. ¿En quién puede confiar ahora el presidente?
- ¿Pero es quien vemos?
Es evidente que estamos conociendo cada vez más del presidente de la República. Y los audios retratan a alguien que está jugando en el límite de la ley, si es que no la ha traspasado, cuando aparenta estar intentando acomodar los testimonios frente a una investigación fiscal. No somos absolutamente blancos ni absolutamente negros, nos movemos en escalas de grises; y en este momento, la imagen del presidente tiende a mostrar muchos lados grises.
- Precisamente, creo que por eso es infranqueable, porque se ubica en zonas muy grises, poco definidas.
Infranqueable es una palabra interesante, sobre todo en este momento, porque me recuerda a lo que solía llamar la ‘muralla moqueguana’ que rodeaba al presidente y que lo cuidaba, que hacía difícil llegar a él. Incluso, muchos que llegaban a trabajar con Martín Vizcarra sentían que no llegaban a conocerlo bien. Muy cercano a la política, porque su padre fue constituyente, fue alcalde de Moquegua por el Partido Aprista. Era común en casa que llegara Víctor Raúl Haya de la Torre o el mismo Alan García.
- ¿Pero cómo era como persona?
Muy competitivo. De pocos amigos y desconfiado. Eso me lo han repetido como un carácter de su personalidad desde que era adolescente. Muy amigo de sus amigos. Hasta cierto punto, con cierta timidez de figuración pública. Quizás el cargo que lo empoderó públicamente fue ser decano del Colegio de Ingenieros de Moquegua y luego su figuración como uno de los varios líderes en el ‘Moqueguazo’. Tuvo la cualidad de poder traducir algo muy complejo como el problema del canon minero, que lo posicionó entre el técnico y el político. Además, su preparación de ingeniero tuvo mucha llegada. En nuestro país un ingeniero inspira mucho respeto, porque en este país todo está por construirse, y un ingeniero es una promesa de desarrollo: trae puentes, carreteras, represas. Yo creo que fue un cambio brusco para él salir de una posición de liderazgo cómoda en Moquegua a enfrentar los enormes intereses y rivalidades de la gran política nacional.
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- ¿Cuál es el futuro de Vizcarra?
Cuando terminé de escribir el libro, era evidente que él esperaba dejar el poder para luego postular a 2026. Su objetivo era dejar un buen recuerdo y utilizar ese tiempo para fortalecer un movimiento político. Luego de todo lo que ha sucedido, no solo por el manejo de la pandemia sino por las consecuencias legales, quizás su imagen hacia 2026, si es que se lanza, estará bastante mellada.
- ¿La historia de Martín Vizcarra da para un segundo libro?
En un principio pensé que podía dar para un par de capítulos adicionales, pero con todo lo que ha sucedido, sin duda, daría para un nuevo libro. Y es que nuestra política es una enorme tragicomedia en busca de autor. [Entrevista de Mijaíl Palacios Yábar – Perú21]
MI APRECIACIÓN
Vizcarra llegó en un momento de crisis política y del cansancio total de la gente. Llegó como una suerte de “lienzo en blanco”, ha sido muy hábil en el manejo de la opinión pública, ha sabido representarse a sí mismo como el abanderado de la lucha contra la corrupción.
Recuerdo que salieron los “Mamani audios” y él encabezó esta lucha. Supo tejer una suerte de alianza mediática y real con los fiscales del Equipo Especial Lava Jato. Quizá por ello, todo lo que viene sucediendo ahora golpee duramente su credibilidad y sea tildado como mitómano más grande del país.
No olvidemos lo que dijo el expresidente Pedro Pablo Kuczynski en declaraciones a RPP, donde señaló que Martín Vizcarra fue parte de un complot que provocó su renuncia al cargo el 21 marzo de 2018, precisamente días antes de que el Congreso debatiera la segunda moción de vacancia en su contra. También dijo: “En cuanto al señor Vizcarra, todos saben que él participó en un complot para sacarme, en el cual trabajó con la señora Fujimori. Eso es información pública, usando como plataforma de que él estaba fuera del país, alejado en Canadá, que es una embajada a donde lo mandé por su pedido”.
Vizcarra, en la actualidad, sigue pensando que el sol se tapa con un dedo, que salir todos los miércoles por su canal de Facebook como un mensaje a la nación; dando consejos o haciendo análisis de crítica a todos los que no opinen igual que él, subirá los bonos que ya ha perdido. Sigue escuchando voces que sólo buscan sus conveniencias, voces que le dicen que todo va estar bien, sigue en su papel de victimización, y no entiende que la verdad por más incómoda que sea, se va abriendo camino. Hasta la próxima semana.