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¡Una democracia en vilo!

POR: VICENTE ANTONIO ZEBALLOS SALINAS      

Defender la democracia, no implica afectar su esencia, que son los principios, los valores en los que se sustenta: la libertad, la igualdad, el pluralismo, la participación ciudadana. Son los valores democráticos que permiten y fortalecen nuestra convivencia como sociedad.

Los procesos lectivos, la más alta expresión democrática, aún con las debilidades que pudiera tener, permite a los ciudadanos renovar a sus autoridades periódicamente, en contextos transparentes, objetivos, libres, en igualdad de condiciones para los participantes, con autonomía, y liberados de cualquier influencia foránea, que permita al ciudadano poder discernir en libertad, con total autonomía, sobre el destino de su país.

Hasta aquí, suena a razonamiento académico; sin embargo, son el marco mínimo en el que en democracia se debe definir a sus instancias de gobierno nacional. Y veamos, algunos matices de esta última etapa electoral en la que estamos inmersos. Los medios de comunicación social de carácter nacional, indistintamente televisivos, radiales o escritos, rompiendo toda regla de neutralidad en respeto a sus públicos, asumen una posición informativa sesgada, como alentando a una de las partes.

Recordemos aquellos cambios legislativos, estableciéndose que la “propaganda electoral con los medios de comunicación o centrales de medios debe realizarse en igualdad de condiciones”, nos quedamos cortos, porque ahora es la línea editorial. Más aún cuando se evidencia una suerte de monopolio periodístico. Existe una sistemática actitud, de un sector muy focalizado, determinado a descalificar al JNE, en particular a su presidente; obviando que es la misma entidad que organizó la primera vuelta, sin objeciones trascendentes.

Lo huérfano de los argumentos, permiten leer que más responde como estrategia de impugnar un proceso ante circunstancias nada favorables que pudieran afectarlos. No discutimos que peruanos de renombre -radicados fuera del país-puedan exteriorizar su preocupación y posición, pero apelar a autoridades o liderazgos extranjeros a fin de dar un enfoque “objetivo y realista” de lo que podría suscitarse en el Perú, es renunciar a nuestra autonomía como país, menospreciar la inteligencia de sus ciudadanos.

Una campaña publicitaria agresiva, vistosa, sólida, estructurada, generando sensibilidad “nacionalista”, cuyo subliminal mensaje es inducir al votante, no hace más que generar extremos, unos que pueden invertir en ella otros que no, pero una vez más, despiertan juiciosas reflexiones. Ya decían, no tiene la cultura del aula, pero tiene el sentido y razonamiento de la vida. He allí, una circunstancia que impulsa cierta “victimización” y a las que somos muy proclives. Tanto más que decir.

Resumida la campaña de adjetivos: ¡comunismo o corrupción! Resumida la campaña de propuestas: si tiene equipo de gobierno, no tiene equipo de Gobierno. Resumida la campaña de fondo: statu quo o Asamblea Constituyente. Uno puede ser presidente, otra puede volver a sus procesos judiciales o Una puede ser presidente, otro puede seguir gozando de su licencia sindical. Las grandes paradojas de este extraño proceso de segunda vuelta, son manifiestas:

  1. Participan de ella dos candidatos que sumada su votación apenas superan el 30% de los votos válidamente emitidos -el porcentaje es menor si consideramos a los votantes hábiles-, lo antes nunca ocurrió. Hoy más que nunca reclama su lugar, la palabra: legitimidad.
  2. Una de las candidaturas está sometida a investigaciones penales, en un contexto complejo y delicado; y aún sin estar en esta etapa procesal y en las mismas circunstancias, en estos últimos años se plantearon cuatro mociones de vacancia, prosperando la última. Por un lado, se procedió con la vacancia y ahora en posibilidad de estar eximida por cinco años, en caso resulte elegida. Un auténtico “visado”, para liberarse de la justicia.
  3. A un candidato pareciera que lo tomo de absoluta sorpresa esta segunda vuelta, y vaya que lo tomo. Construyendo equipo a marchas y contramarchas, propuestas sin ningún nivel de profundización o análisis, ganándole el momento y la más absoluta improvisación. No se recuerda una candidatura tan floja, cuyo soporte gravitante es el ciudadano de a pie, hastiado de las formas y su abandono, construye sus propias esperanzas.
  4. Recuerdo, con frescura, las frases de antaño, de mi abuelo “en mis tiempos no existía Notario Público, porque la palabra del hombre de bien, es escritura pública”, determinante y concluyente. Nuestros dos candidatos en esta segunda vuelta electoral, firman, juran y rejuran sobre sus compromisos políticos. Es reflejo de lo devaluada que esta la política, no confundir con la democracia y su institucionalidad. Pues, en ese crudo escenario, es que tendremos que decidir.

En menos de una semana, estamos convocados a las urnas, a exteriorizar con nuestro voto nuestra decisión democrática, y lo decidimos todos, no por ser una obligación legal sino porque es un compromiso cívico con nuestro país. No se acaba la vida, pero si un ciclo de nuestra joven democracia. No insistiré en desnudar las múltiples carencias de nuestros ciudadanos ni en las múltiples falencias de nuestras instituciones.

Es un momento crítico, sin magnificar las cosas, y nos llama a todos, a realizar un ejercicio responsable y comprometido con nuestra casa mayor. Liberados de aquellas consideraciones impropias de una democracia, sólo estará el elector y su cédula de votación en la cabina de votación, y decidiremos, que sea un voto de esperanza, de conciencia y responsabilidad, compartiendo el presente y mirando el futuro, renovando nuestros mayores compromisos con nuestra patria. Es la soberanía del voto, tu voto; tú mandas, tú decides, decidamos para bien.

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