POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA)
La letra del grupo musical “Los Prisioneros” nos trasmite el mensaje que el tren se va al sur y también una de las noticias actuales que nos involucra nos indica que en el sur empieza a reactivarse el tren Arica – La Paz con pruebas de operaciones.
La primera reflexión que deducimos es que nuestros vecinos sin muchos aspavientos y silenciosamente avanzaron y que nosotros nos quedamos en los sueños y dejamos pasar las oportunidades.
La reactivación del ferrocarril por la empresa privada Ferroviaria Andina S. A. de capitales chilenos busca posesionarse en parte de la importación y exportación de Bolivia transportada de Arica e Ilo a y desde territorio boliviano a y desde la cuenca del Pacifico. La operatividad de la vía férrea entre Arica y la Paz desde hace buen tiempo ha estado gestionada por el Terminal Puerto de Arica (TPA), Empresa Portuaria Arica (EPA) y Grupo EFE inicialmente llevando 16 carros con 480 toneladas de carga a la frontera de Chile Bolivia, ida y vuelta, con tres días de demora. De esta manera, después de 16 años de inactividad la probabilidad de transportar carga hacia y de Bolivia por el puerto de Arica está en la prospectiva comercial de ambos países.
La pregunta subsiguiente es por qué dejó de funcionar en tan largo periodo. Las respuestas al respecto son varias y todavía no superadas. Primero, la alta pendiente de la vía férrea con un 6% de pendiente muy superior a los requisitos básicos para la normalidad de transporte de carga. Sin embargo, con la nueva tecnología e infraestructura estas pueden ser superadas: ferrocarriles con mayor fuerza de tracción, construcción de túneles, evitamientos entre otros.
En la actualidad la dificultad más tremenda es la fuerte oposición de los camioneros bolivianos de carga pesada que comenzaron por declararse en para y presionar al gobierno boliviano porque presiente que la autorización del ferrocarril es una amenaza a su trabajo y vida comercial en la que no solo están los transportistas, sino todo un conjunto de proveedores, servicios alimentarios, logísticos, mecánicos entre otros. La respuesta de los empresarios, a decir de ellos, el ferrocarril Arica – La Paz no genera competencia con el transporte pesado boliviano pues la carga de alto peso y alto volumen no lo pueden trasladar los camiones, si lo puede hacer el ferrocarril, los primeros pueden trasladar hasta 25 TM, el ferrocarril puede hacerlo hasta 40 TM en cada vagón.
Difícil de creer que el ferrocarril no compita con los camiones de carga pesada. En temas de costos, rapidez, seguridad y eficiencia el ferrocarril lo supera. Si bien en el corto plazo no desplaza, si lo puede afectar. El gran inconveniente es el peso de los camioneros y sus actividades complementarias que son fuente de empleo extenso. Ya comenzaron a hacerse sentir y han logrado que el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda de Bolivia firmen el acuerdo de paralizar la prueba piloto del tráfico de carga por la vía férrea Arica – Viacha. Pero, ha quedado una puerta abierta pues se establece en el documento que en caso de realizar de actividades y operaciones de manera permanente en el tramo Arica – Viacha, la empresa Ferroviaria Andina S. A. se enmarcará previamente en la normativa vigente en el país y las autoridades competentes, coordinando y socializando en mesas de trabajo con los diferentes sectores del transporte. El próximo escenario serán los acercamientos por parte de los ferrocarrileros, se sumarán los entusiasmados exportadores e importadores por contar con el ferrocarril y en el otro extremo estarán los transportistas de carga pesada. En el medio el Gobierno Binacional de Bolivia calculando hasta donde puede alcanzar el brazo en el marco de los acuerdos del Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile firmado en 1904.
¿Qué acuerda el Tratado al respecto? En el artículo III se establece la construcción del ferrocarril entre Arica y la Paz a costa del gobierno de Chile, a su construcción la parte boliviana le será entregada en propiedad para garantizar el libre flujo y tránsito comercial entre ambos países.
Si pesara solo el interés comercial – empresarial es indudable que el ferrocarril ya correría frecuentemente, si pesa la política, la posición de Bolivia es no agitar un problema social y no encapsularse en depender de un solo puerto como lo es Arica.
Y nosotros que violín tocamos en esta fiesta. Demoramos demasiado en las decisiones por las crisis sanitarias, económica y la incertidumbre política. Segundo porque los gobernantes locales y regionales en estos temas están pintados en un cuadro y no deciden nada en temas portuarios. Vamos en carretera y el vecino va en tren.