POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)
Largo es el camino por el licenciamiento de los Institutos Superiores Tecnológicos (IST) principalmente públicos porque de un lado deben cumplir un mínimo de condiciones básicas de calidad y por otro lado la mayoría de ellos están abandonados a su suerte porque no cuentan con recursos económicos suficientes, la infraestructura está desfasada y deteriorada, la oferta de especialidades no satisface la demanda externa, la calidad del servicio educativos es deficiente y también las debilidades son todas las anteriores. De tal manera que, si no cambian o modifican su infraestructura, actualizan sus especialidades, se dotan de maquinarias y equipos modernos y capacitan a sus docentes están candidatos al cierre de sus centros técnicos superiores. En esa situación se encuentran todos los Institutos superiores tecnológicos y pedagógicos desde hace varios años hasta la actualidad.
El Gobierno Regional de Moquegua en el año 2009 priorizó el mejoramiento del IST “José Carlos Mariátegui” financiando el expediente técnico con una partida presupuestal que devengó hasta hoy más de 62 millones de soles.
De resultados tenemos una esplendorosa institución que intervino en infraestructura (plan de contingencia, demoliciones, ambientes de bienestar social, reforzamientos, pabellón administrativo, biblioteca, auditorio, laboratorios, talleres, servicios higiénicos, áreas de estacionamiento y circulación, plazoleta y nuevas instalaciones eléctricas), segundo el equipamiento y mobiliarios (para administración talleres, laboratorios, equipos, herramientas, material de laboratorio, deporte y bibliografía) y la capacitación e impacto ambiental.
El resultado ha sido elocuente en la calidad del servicio y el cumplimiento sobresaliente sobre los requerimientos de las condiciones mínimas de calidad exigidas por el MINEDU. El turno siguiente debió ser el IST Luis E. Valcárcel y el periplo fue escabroso porque primero debió hacerse el expediente técnico sobre el cual las iniciativas en el GORE eran rémoras que solo se movían a la presión de los interesados. Después de dos años el expediente fue realizado y en lapso se gastó 666 mil soles.
Y como si esto fuera poco el nuevo dilema es ahora el financiamiento y no sabemos por qué motivaciones no se realizan con el presupuesto regional. Lo que, si es cierto, es que se solicitó financiamiento a Southern Perú bajo la modalidad de responsabilidad social y la empresa indicó que proponía que esta sea por Obras por Impuestos.
Los tira y jales polares entre la institución pública y la empresa privada ponen en peligro la cristalización del expediente del proyecto que indicaba que la intervención en el Instituto seria redondeando de 95 millones de soles. El anhelo de los jóvenes ileños de contar con un Instituto Tecnológico competitivo está amenazado de volverse una promesa incumplida y el cierre del mismo a ser un candidato seguro por no cumplir con los requisitos mínimos para su licenciamiento.
Los estudiantes cansados de promesas y mecidas se han movilizado para exigir el financiamiento del proyecto ya sea con recursos del Estado o del privado pero que sea para hoy y no para las calendas griegas.
Antes se argumentaban que no había proyecto para realizarlo, hoy que se cuenta con el expediente técnico ya no valen las justificaciones para no hacerlo. Los jóvenes lo han expresado, esta es la oportunidad porque su institución técnica tiene una infraestructura limitada, sus equipos son obsoletos y la calidad educativa es deficiente que no corresponde a la demanda del mercado laboral. Por otro lado, el cierre de la Universidad José Carlos Mariátegui, las pocas especialidades de la UNAM y la carencia de centros tecnológicos competitivos no le aseguran posibilidades al estudiante.
La ejecución del proyecto en menos de dos años puede revolucionar la oferta técnica del IST Luis E. Valcárcel con sus tres componentes: Infraestructura (construcción de nuevos ambientes administrativos y pedagógicos, recreativos, y de servicios) dotación de nuevos equipamiento e implantación (laboratorios, nuevos equipos informáticos, maquinas actualizadas) y la capacitación docente y administrativo.
Los tiempos han cambiado, son las instituciones de formación tecnológica de calidad las que el mercado laboral y las iniciativas emprendedoras demandan. Estamos en un periodo de renovación tecnológica, basta ver el listado de demanda de las especialidades técnicas que requieren las empresas privadas y las del sector público para apoyar el gran mejoramiento del Instituto Superior Tecnológico, caso contrario estamos ante el cierre de lo que costo tanto construirlo. Sobreponer las condiciones básicas de calidad de la institución tecnológica es la tarea del día y su financiamiento es determinante si queremos asegurar jóvenes bien formados para afrontar un futuro difícil y cada vez más renovado.