POR: LUIS DANTE ZUBIA CORTÉZ
Creo que es oportuno dar una opinión respecto al dilema y los vaivenes de esta elección de la segunda vuelta presidencial, entiendo que no puedo estar al margen de la realidad y dejar de vivir con dignidad, mi convicción democrática me obliga a dar mi opinión, porque no quiero a futuro ser el responsable de mi silencio sabiendo que en nuestro país se está jugando nuestro destino. No quiero mantener un argumento ad hóminem ni quisiera mantenerme indiferente ante tanta desinformación de uno u otro bando por redes y medios de comunicación. Son estas las razones que me obligan a dar mi punto de vista profesional de manera imparcial.
La democracia, nos brinda una brillante oportunidad de elegir a nuestros representantes, sin embargo, hemos llegado a un dilema donde se nos presenta dos caminos de modelos económicos que disfrazados tras fachadas de partidos se presentan como de izquierda o de derecha, o que es lo mismo la primacía del estado o del mercado; no concuerdo probablemente con muchos (nos es necesario hacerlo), que se debe elegir al mal menor, porque es un concepto erróneo que siempre nos ha llevado al fracaso; pero, ¿qué hacer donde no tenemos otra opción? de elegir entre dos modelos representados por dos personas que no generan nuestra confianza; uno con una improvisación impresionante y la otra con procesos abiertos por corrupción, creo que el Perú no se debió merecer esto, pero eso es lo que tenemos, quizás por la euforia de algunos ciudadanos que sin medir consecuencias fabricaron a estos candidatos habiendo habido otros, pero eso es tiempo pasado.
Lo cierto es que a pesar de no concordar con ninguno de los dos, mi convicción democrática me obligará a dar mi sentir, y es que, habiendo conocido la realidad de otrora me obliga a pensar en la posibilidad de elegir a quien nos garantice dos cosas: una crear riqueza y segundo luchar por la justicia social; sin embargo quiero confesarles que yo he vivido los años de terror en la década de los 80 y 90; siendo víctima de los secuestros de sendero luminoso y el MRTA, por lo que jamás estaría de acuerdo en volver a esa época de oprobio, desolación y tristeza que vivió nuestro país.
Lamentablemente muchos peruanos hemos perdido memoria, la vergüenza y tenemos poca dignidad, pienso que quizás eso es el reflejo de que inconscientemente nos hemos dejado de llevar por lo que dicen o hacen los demás, por eso hemos creído que Castillo y Fujimori son los mejores en este sistema donde manda la mayoría, lamentablemente en esta democracia se deja de lado los gustos de elegir a su candidato favorito y se nos lleva a la dictadura de la democracia que es que la mayoría manda.
Entonces, si Castillo y Fujimori, son los mejores ¿qué fueron los otros candidatos que no pasaron a la segunda vuelta? Habría que entender que no fueron los candidatos los que les ganaron a los otros, sino los votos de personas que llevados por el fanatismo y el “dice” votaron sin pensar premonitoriamente en el daño que le hacen a nuestro país, pero como demócratas tenemos que aceptar la decisión mayoritaria que tuvieron los ciudadanos por estos dos candidatos.
¿Y ahora? ¿Qué hacemos? Objetiva y cuantitativamente puedo entender que en el país no se ennoblece el tener una trayectoria privilegiada y reconocida, un título o alto grado académico, o una experiencia de gobierno comprobada, lo que a la luz del día prima es la, imitación, la moda, la retórica, el populismo, entre otros, que ya nos ha causado mucho daño por la improvisación de candidatos fabricados. ¿Será quizá que nuestra cultura se ha transportado invisiblemente a una cultura masoquista? Porque no encuentro razones filosóficas para poder entender lo que ahora estamos viviendo, ¿Cómo hemos podido llegar a estas circunstancias? Realmente es un dilema terrible en la que nos vemos obligados a elegir a uno de ellos a sabiendas que el voto nulo o viciado que es democrático en la praxis sigue favoreciendo a los dos por la redistribución de estos votos.
Me gustaría elegir al bien mayor, pero, solo tengo dos opciones más allá de personas que encarnan modelos políticos, y ojalá sea el mejor. El que sepa desarrollar sus propuestas y que pase de la buena intención al hecho concreto, y que se rodee de personas con perfiles técnicos y morales que contribuyan a desarrollar un gobierno de eficiencia y eficacia, donde en el centro pongan en la suma de sus esfuerzo verdaderamente el bienestar general, son momentos difíciles y el ganador tiene que empezar por delimitar primero el problema de salud, segundo la economía y tercero el bienestar social, no es una tarea fácil, lo sé, pero es lo que todos quisiéramos, más allá de sus modelos que en algún caso ya no tiene cabida en un mundo global y tecnocrático.
Que sea el pueblo sabio e inteligente el que decida, que no sea influido por falsas emociones o fanatismos electoreros, sino por un criterio de conciencia que nos deje dormir en paz y no nos lleve a pesadillas, más allá de que si nuestro candidato no gane, tengamos que estar en paz con nosotros mismos que hicimos lo mejor pero que no fue posible porque se impusieron las fuerzas mayoritarias. ¡Que dios no dé la oportunidad de tener al mejor…!!