Recordándole a un lagarto que la mentira y la traición tienen fecha de caducidad

POR: KAREM ROCA LUQUE    

Hay muchas situaciones en esta etapa de la vida para recordarle a un mitómano cuándo utilizó grandes amigos que empezaron con él desde la época del Gobierno Regional Moquegua, hasta llegar a la Presidencia de la República, luego los apartó desconociendo sus vínculos de amistad.

Iván Manchego: El amigo que siempre dice las cosas como son, lo recuerdo desde la época de campaña al Gobierno Regional Moquegua en el año 2010, antes lo conocía solo de vista. En Moquegua, por ser una ciudad pequeña, todos nos conocemos de esa manera.

Considero que Iván es un hombre muy inteligente, y créanme, si Vizcarra no lo hubiera alejado del Gobierno cuando se encontraba laborando como asesor del Despacho Presidencial (enero de 2020), la historia del Perú sería otra. Lo digo con convicción, porque soy testigo de sus conocimientos. Siempre asesoraba a Vizcarra de forma desinteresada, pues Iván es un hombre muy capaz y sabe mucho de la realidad nacional e internacional. Muchas de las acertadas decisiones para el país tenían sabor al conocimiento de Iván.

Lógicamente, los buenos resultados que en algún momento ha logrado el lagarto, jamás lo dirá, pero son mérito del doctor Iván, como amablemente le decimos.

Recuerdo mucho cuando aún nos encontrábamos trabajando en el MTC. Vizcarra almorzaba todos los días en el despacho ministerial del piso 11, y el mayordomo «Fortu» llevaba el almuerzo todos los días para que el ministro pudiera servirse. También servía almuerzo para el Turco, y cuando pedía que lo acompañara Iván, también se gestionaba para que pudieran atenderlo. Recuerdo bien un día de aquellos, el almuerzo demoró más de lo debido, Vizcarra me llamó a la sala donde se encontraba esperando el almuerzo y me dijo: «¿Tanto demoran en traer almuerzo?». Le expliqué que era la cocina quien había sufrido un desperfecto, pero él insistía y me ponía plazos, pues en el acto llamaba a Fortunato, el mayordomo, y le decía que se apurara porque el jefe estaba muy enojado.

Vizcarra no tiene una bonita manera de pedir las cosas, lo hace siempre levantando la voz, y todo esto era presenciado por Iván Manchego y el Turco. Como corresponde, cualquier persona siente vergüenza cuando le levantan la voz delante de otros. Bueno, solo atinaba a decirle que el almuerzo ya estaba por llegar, pero en esos minutos de espera e impaciencia, los minutos pasaban y nada.

Me volvió a llamar una vez más para preguntarme, y en la tercera vez no entendió razones. Esa demora, que calculo fue de 20 minutos, provocó que Vizcarra estallara conmigo. Al instante llegó su almuerzo, y luego le sirvieron rápido. Las aguas bajaron, pero ya se había vivido un mal rato. Me encontraba en mi escritorio confundida, porque al final tampoco era mi culpa. De la sala donde almorzaba Vizcarra a mi escritorio solo nos separaban 12 pasos, y pude escuchar cuando Iván Manchego le dice a Vizcarra: “Martín, tú no puedes tratar a Karem de esa manera. Ella siempre está con la mayor disposición, ella ya te conoce. No puedes faltarle el respeto así. Nunca hay un no en su boca, siempre está disponible para todo. Considero que debes disculparte”.

Luego observé que Iván se retira del despacho y en breve me llama Vizcarra y me dice: “Karem, este incidente nunca más debe pasar. Cuando yo me siento, el almuerzo ya debe estar aquí, y la primera en probar debe ser tú. Esto no debe volver a repetirse, porque si no tomaré otras medidas”. Solo agaché la cabeza y salí rápidamente a continuar con mis obligaciones. Tuve una breve esperanza cuando me dirigía a su llamado, creí que se disculparía, pero Vizcarra jamás se disculpa, solo lo hará cuando le convenga y cuando necesite algo de la otra parte.

Martín Vizcarra decidió que Iván Manchego debía viajar a Canadá junto a él. Es así que, con fecha 17 de noviembre del año 2017, sale la resolución en El Peruano designando a Iván Manchego como agregado Civil a la Embajada de Perú en Canadá. Estuvieron por allá hasta que Vizcarra tuvo que volver a Perú para juramentar como presidente de la República con la caída de PPK. Un mes después volvió Iván Manchego.

Ya en el poder como SPR, Vizcarra convocó a Mirian Morales para que asumiera el cargo de Secretaría General del Despacho Presidencial y al argentino Maximiliano Aguiar como consultor externo por un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Maxi era buena onda con todos, solo cumplía con su trabajo. Sin embargo, Mirian Morales era quien quería abarcar todos los campos que rodeaban a Vizcarra. En esa pugna de poder absoluto con la ex primera dama, se encargó de alejar a Iván Manchego del Despacho, logrando su cometido. Vizcarra decidió desvincular a Iván Manchego y en coordinación con Mirian Morales, esta tenía la misión de darle la noticia de esa decisión. Vizcarra lo pudo hacer, al menos por la amistad que tenían de varios años atrás, pero como repito, él jamás se enfrenta cuando sabe que no va a tener una respuesta debida a una decisión que solo se basa en chismes y determinaciones en el ámbito de conveniencia. En otras palabras, era un estorbo para Mirian Morales.

El nuevo círculo que se iba forjando alrededor de Martín Vizcarra ya estaba bien definido: Mirian Morales (secretaria general), Maximiliano Aguiar (consultor externo), Mónica Moreno (jefa de prensa y comunicaciones) y Oscar Vásquez (asesor en comunicaciones). Siempre con la venia de Martín Vizcarra, estos dos últimos personajes peleaban internamente. Era una cosa de locos, pero así vivíamos en Palacio. Era tanta la lucha por querer demostrar quién tenía la noticia de primera mano siempre ante el jefe. Igualmente, siempre se saludaban con besito en la mejilla, de la misma manera lo hacían Mirian y Mónica, besito en la mejilla con sabor a “Vizcarra confía más en mí”.

César Caro Jiménez: Cesítar Caro, como cariñosamente lo llamo, lo conocí desde la época en que era presidente regional del CTAR Moquegua el magister Alberto Coayla Vilca. César trabajó ahí como asesor, y, en consecuencia, siempre hemos trabajado juntos, incluso cuando Vizcarra estuvo como vicepresidente. César Caro era el encargado del despacho en la Vicepresidencia mientras nos encontrábamos en el MTC. Él se encargaba de revisar y contestar junto a la secretaria todos los documentos. César es un hombre visionario, quiere mucho a Moquegua, y tiene muy buenos contactos y amigos debido a su larga experiencia trabajando para el estado y la entidad privada.

Cuando Vizcarra renunció al MTC por el caso Chinchero, volvimos Vizcarra, Oscar Vásquez y yo a Palacio de Gobierno. En ese ínterin se unió César, quien ya esperaba a Vizcarra en Palacio. Vizcarra siempre escuchaba a César Caro, y esa decisión no era del agrado de Oscar Vásquez. Así que Vásquez, en todo momento, trató de alejarlo del lagarto. Como vuelvo a repetir: “En mi vida he conocido mujeres chismosas, pero nunca un hombre más chismoso y sobón que Vásquez”. Fue así que, a base de pura mala intención y celos de poder, poco después logró apartar a César del Despacho y de la asesoría a Vizcarra.

Martín Vizcarra nunca da la cara cuando decide apartar a alguien del círculo, siempre lo hace a través de terceros. Es así como me dio la indicación de informar a César su cese laboral, dándole las gracias por sus servicios prestados, y que en breve llegaría su memorándum de cese por la Oficina de Recursos Humanos del Despacho Presidencial. Siempre me ha tocado enfrentar la parte difícil en mi camino de trabajar con el estado, y más aun trabajando con Martín Vizcarra. He visto de cerca muchos despidos laborales injustos a causa de chismes recibidos por el lagarto. Vizcarra casi nunca llama a la persona para que brinde su descargo; la mayoría de veces, los despedidos se van con una desazón y una incomodidad por no haberles permitido un debido descargo.

De la misma manera, en ese poder absoluto que Mirian Morales quería tener con Vizcarra, quería que yo sea reemplazada por alguien que sea de absoluta confianza de Morales, y así poco a poco se armó todo en mi contra. Lo demás ya ustedes lo conocen. Lo que siempre voy a defender es que aquí nunca hubo traición de mi parte, solo un ánimo de defensa justa. Lo mío no es política ni mucho menos agradar a nadie. Es así como el nuevo círculo de Vizcarra terminó siendo testigo de su salida de Palacio.

La mentira y la traición tienen fecha de caducidad, y Vizcarra es tonto pensando que siempre va a ser victorioso en la batalla de la vida. No se da cuenta de que poco a poco su caída se encuentra en etapa final gracias a detalles que nunca consideró importantes. Se pasa una vida hablando de odio, pero debe ser el odio que ha creado en todas las personas que han perdido familiares por la mala decisión que tuvo en pandemia.

Ahora, cuando ya se ha conocido públicamente en la investigación Lomas de Ilo y Hospital Regional de Moquegua, que las firmas en las resoluciones cuando era Gobernador Regional, no le pertenecen, estoy segura de que recién es cuando debe haberse acordado del Doctor Humberto Portilla Alarcón, quien fue vicepresidente del GORE 2011-2014. Estoy segura de que ya habrá tratado por todos los medios de buscar al Doctor Humberto Portilla, claro, siempre a través de sus lagartas intermediarias.

Bueno, amigos lectores, nos vemos la próxima semana. Seguiremos en nuestra lucha contra tantas mentiras de un lagarto, y seguiré siendo una roca en su zapato mientras siga en su vil campaña de desinformación con mi persona.

Lo Último

ANÁLISIS Y OPINIÓN