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22 noviembre, 2024 8:52 pm

Recordamos o valoramos

Las generaciones no muy pasadas, recordamos y valoramos al profesor(a) más recto(a). Al profesor(a) que nos pasaba todo, lo recordamos, nada más.

POR: YESSICA CARLA RODRÍGUEZ TORRES     

Maestro, la obra de un buen maestro constructor, alcanza un acabado perfecto.

Maestro, Jesucristo, testimonio vivo de lo que predicaba.

Maestrito, Ñol Solano, sus tiros libres tenían como punto final y llegaban en su mayoría, al arco contrario.

Desde varios puntos de vista, Maestro, es un título que más allá de la Universidad, lo tenemos que ganar con nuestros conocimientos, experiencia, pero sobre todo con nuestros actuares.

Profesor(a), licenciado(a), maestro(a) y desde hace unos años atrás: “miss”, término anglo-sajón que se usa para llamar a la profesora.

Antes: “La letra con sangre entra”. Hoy: “No al castigo, sí a la acción reparadora”.

Las generaciones no muy pasadas, recordamos y valoramos al profesor(a) más recto(a). Al profesor(a) que nos pasaba todo, lo recordamos, nada más.

Considerando esa palabra de moda: “contexto”, por esta ocasión nos referiremos al “contexto temporal”, y se viene una interrogante: ¿Nuestros hijos y nietos, a quiénes recordarán?

Hace unos años una religiosa dijo: “El mejor profesor no es el que sabe más, sino el que llega a sus estudiantes con todas las estrategias que implementa”.

Hoy que por la pandemia, madres, padres, hermanos, abuelos, tíos, primos y demás familiares se han convertido en profesores de uno, dos, tres o más niños o adolescentes, los cuales son sus hijos o nietos, ya pueden decir que tienen la experiencia de enseñar, a su modo, pero la tienen.

Ver lo malo o lo bueno de esta situación es decisión de cada uno. Lo malo siempre es lo primero que escogemos y observamos.

Veamos “lo bueno”; por motivos de trabajo fuera de casa, nuestros estudiantes realizaban solos sus deberes escolares; hoy por la pandemia, un buen número cuenta con algún familiar que le proporciona ayuda o guía dentro del hogar.

Y si no es así, desarrollarán su capacidad proactiva, autodidacta.

En la actualidad, nuestros estudiantes no tienen que ir a ninguna biblioteca a buscar información, basta con entrar a internet y encontrar lo que buscan. Son afortunados.

El profesor(a), sí se ha visto obligado a mejorar sus recursos y saberes tecnológicos, esto lo enriquece como profesional, porque servirá para complementar el trabajo presencial, cuando este se reanude.

Se podría presagiar que, al reingreso de las labores escolares presenciales, estudiantes y profesores, se encontrarán más empoderados, esperemos que el producto sea una mejor educación, para una mejor persona y por ende para una mejor sociedad.

Si lográramos tan solo ello, esa palabra tan común, “mejor”, avanzaríamos mucho.

Análisis & Opinión