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21 noviembre, 2024 9:09 pm

Presidenta sin bancada y sin partido ¿en cambio?

POR: BETO LAJO PAREDES    

Es inaceptable que la presidenta de la República, Dina Boluarte, no tenga bancada congresal ni partido político. Es como tener un vehículo sin llantas, una casa sin cimientos. No se puede gobernar un país ni un distrito sin representación parlamentaria, sin organización política, sin presencia en el pueblo, sin preparación en gestión gubernamental, sin equipos técnicos, sin bases ciudadanas.

En cambio, el alcalde de Lima Metropolitana, Rafael López Aliaga (2023-2026), sí tiene bancada congresal y partido político, Renovación Popular, edificado sobre Solidaridad Nacional, del extinto y exitoso burgomaestre Luis Castañeda Lossio. El gobernador regional de La Libertad, César Acuña Peralta, también cuenta con bancada congresal y partido político, Alianza Para el Progreso; Eduardo Salhuana (acuñista) es presidente del Congreso (2024-2025).

El ex presidente vacado Pedro Castillo, (en prisión preventiva), tiene bancada congresal, Bloque Magisterial y bases sindicales y políticas, cuyo gremio magisterial lo inscribió en su corto gobierno, (después la declararon nula), está pendiente la inscripción de su partido político.

El prófugo Vladimir Cerrón Rojas (con sentencias condenatorias), cuenta con bancada y partido político, Perú Libre; Valdemar Cerrón (su hermano), es segundo vicepresidente del Congreso, comparte Mesa Directiva, con fujimoristas y acuñistas. Hasta el investigado y delatado e inhabilitado Martín Vizcarra (lagarto), tiene bancada (Somos Perú) y partido, Perú primero.

Incluso, Antauro Humala, cuenta con partido político, recientemente, inscrito (Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros), cuyas siglas es un acróstico formando la palabra ANTAURO, su nombre. En el efímero congreso complementario 2020 – 2021, tuvo bancada parlamentaria propia.

¿Es democracia gobernar sin bancada parlamentaria y sin partido político? ¿Es democracia acceder al poder con mediocres y piratas, sin capacidades para la administración pública? ¿Es democracia que, delincuentes sean jefes de organizaciones políticas y bancadas? ¿Es democracia la existencia de organizaciones políticas con dirigentes cuestionables? ¿Es democracia que los partidos políticos tengan financiamiento público para capacitación y no capaciten? ¡NO! ESTO NO ES DEMOCRACIA.

Qué dicen los autores de las reformas políticas: ¿Tuesta, Tanaka, Palacios y Gorriti? ¿Cuál es el pronunciamiento de las ONG IDL, Transparencia y Proética? ¡Nada! Silencio elocuente de culpabilidad.

Otros aspectos a comentar: Martín Vizcarra, por no tener bancada, fue vacado e inhabilitado; Pedro Pablo Kuczynski, por tener un diminuto grupo congresal, se vio forzado a renunciar, evitando ser vacado; Manuel Merino, al producirse dos muertes en protestas de una semana y focalizado en Lima, dimitió. Sin embargo, la presidenta del Perú, se está sosteniendo, sin bancada y sin partido, ha soportado fuertes movilizaciones del centro y sur del país (diciembre de 2022 y enero de 2023); le atribuyen la responsabilidad de decenas de deplorables fallecidos; tiene una altísima desaprobación, por ende, una muy ínfima aprobación.

La señora Dina Boluarte, fue integrante de la fórmula presidencial, gracias a la paridad de género, gracias al centralismo democrático de Perú Libre, gracias a la propuesta telefónica de Vladimir Cerrón y gracias a la aprobación del comité central del partido marxista, leninista y maoísta. Fue elegida, junto con Pedro Castillo, gracias al “mal menor”; fue retirada del gabinete ministerial, gracias a su rivalidad con la fugaz premier Betsy Chávez. Resultó presidenta de la República, gracias a que no cumplió su promesa de irse con Pedro Castillo si lo vacaban; juramentó el cargo de presidenta de la República, gracias a la convocatoria del Congreso de la República, en estricto cumplimiento de la Sucesión Constitucional. Es la primera mujer presidenta, gracias a la torpeza del escénico usurpador y a su firme e imperturbable decisión de no renunciar.

Análisis & Opinión