POR: GIOVANNA CANO CAMACHO    

Era la década de los 90, época de aclamados e infaltables festivales de la cerveza, y en mi Moquegua querida se anunciaba “un golazo…” (como diría nuestro recordado Lucho Cornejo, periodista deportivo local, quien ya se encuentra al lado de Dios), entre los invitados y en función estelar estaría la gran agrupación capitalina del momento Arena Hash, liderada por un carismático, apuesto y fresco Pedro Suárez Vértiz.

La “gentita” asistió religiosamente al punto de concentración de los artistas de moda: Los vegetales. Y después de ver desfilar varios grupos teloneros, recibió con ovación la ansiada presencia de las figuras musicales de moda que ingresaban a un escenario que tenía por marco pálidas luces que al iniciar el saludo y los primeros acordes del grupo musical se volvían locas como la multitud.

La banda primero interpretó el clásico “Cuando la cama me da vueltas”, causando revuelo entre los asistentes. Luego una fan enamorada, le obsequió al vocalista una pañoleta de lino color azul, que el cantante lució en su espigado cuello. Y tras interpretar algunas canciones lanzó nuevamente la prenda a un eufórico auditorio, que pugnaba por alcanzarla.

• ¡Qué suerte la mía! Lanzó el pañuelo y… yo lo cogí. Sin duda soy la envidia de muchos -pensé, sintiéndome triunfante. Mientras las luces color neón palpitaban con mi corazón al ritmo lento de “¿Cómo te va mi amor?”

Fue sin duda una noche inolvidable que permanecerá como un tesoro invaluable y que hoy recuerdo al enterarme que nos dejó el más grande representante del pop-rock nacional. Nuestro querido Pedrito, como cariñosamente le llamaban y le llamaremos eternamente.

Él, ahora, pasa a trascender en la historia musical peruana por ser un alma tocada por la mano de la creatividad innata, la sensibilidad para describir con técnica divina los avatares del ser humano y sobre todo poseer la capacidad de transmitir como buen comunicador social: le cantó a la vida en “Me siento mejor”, al amor en “Me estoy enamorando”, al desamor en “Sé que todo ha acabado ya”.

Tampoco fue indiferente a los problemas de la sociedad actual como la contaminación en “Amazonas”, a la degradación de los valores en “Degeneración actual”, y a la migración y los sentimientos que acarrea como la inmensa tristeza de estar lejos de la familia, así como la esperanza del reencuentro en “Cuando pienses en volver”. Estos son tan solo algunos títulos de su prolífico repertorio.

Nuestro cantante nacional es un digno ejemplo de perseverancia para todos los peruanos que somos imparables si nos lo proponemos. También destacó entre sus cualidades ser reflejo de humildad.

Ya Mahatma Gandhi decía que la humildad es una de las cualidades más importantes para alcanzar la verdadera grandeza. Y nuestro cantautor, músico y productor así lo entendió; porque esa fue su filosofía de vida.

Nos deja su gran legado musical y amor por la patria. Es ahora “infinauta”, es decir, el viajero del infinito, leyenda del rock peruano.