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Para comer pescado…

POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS     

La suba y bajada del precio del pollo ha llevado al Premier Aníbal Torres a afirmar que las familias deben comer pescado. No es la primera vez que los gobiernos ante el elevado consumo cada vez más dependiente del pollo plantean la opción que el consumo debe ser más diversificado y por ello se organizaron diversas campañas y programas.

A nivel nacional existe el programa a comer pescado que intenta elevar el consumo de pescado de los 17,5 kilos por persona a los 20 kilos en este año y llegar al 2025 a los 27 kilos por persona. Recordamos el tristemente Programa de Alimentación Regional (PAR) que se corrompió por todos sus vértices y no alimento a las familias andinas y no aporto ni un gramo al consumo per cápita.

En el tema de comer pescado hay que tener sus cuidados. Categóricamente es cierto que debemos comer pescado porque tiene más nutrimientos que el pollo, es menos grasoso y si se sabe prepararlos los sobrantes son las aprovechables que las del pollo. La debilidad del pescado es que de acuerdo a nuestra costumbre de comerlo fresco es alimento solo del día, es decir lo compramos, evisceramos y al sartén u olla según sea el caso. El consumo del pescado congelado es muy bajo y más bajo lo es el secado o salado. Con el de conservas pescado el consumo es muy ocasional para ciertas comidas como la famosa causa limeña o con ensaladas diversas. Sobre este último hace tres años se descubrió que sus insumos marinos provenían de otros países y eran de mala calidad, entonces la materia prima no es del todo nacional.

Entonces sí de comer pescado se trata, la preferencia es 90% por el fresco. Sin embargo, también en esta parte se adolecen de deficiencias que alteran la frescura del pescado, sobre todo en unas pescaderías o terminales pesqueros. El pescado una vez extraído debería estar en bodega de las embarcaciones sometido a refrigeración, eso no se hace.

Una vez desembarcado debería también refrigerarse en la venta al mayorista, si este es ofertado a los camiones si se le cubre con hielo porque si no se malogrará en el viaje. Pero cuando pasa al minorista no se realiza el cubrimiento con hielo, está expuesto al aire libre y solo bañado con agua salada cada cierto tiempo. Craso error, el pescado va perdiendo calidad y contenidos proteínicos. Peor si no se vende, se congela en refrigeradoras para al día siguiente nuevamente exponerlo a la intemperie. Nos ha ocurrido, el pescado ofertado es blando, no brilla, los ojos y agallas sangrados.

El tema es más grave si es ambulatoria o en locales improvisados como el actual centro de venta de pescado en Ilo “el lenguadito” donde no se cumple ni con las más mínimas condiciones de salubridad. A Dios le pido que esto no ocurra en otros lugares. Fundamental y básico es que el pescado sea fresco, de lo contrario no hay que comprarlo.

En el tema del precio de pescado versus la del pollo no hay verdades categóricas. El precio del pescado es oscilante, si el pescado ha sido abundante, baja el precio, si esta asolada o hay luna la pesca se contrae y los precios se elevan o simplemente no hay pescado. Este es el caso del bonito, jurel y caballa estaban bajos, el primero en 4 soles el kilo subió a 6 soles con eviscerado, el jurel y caballa estaba en 3 soles el kilo subió a 5 y 6 soles, el perico estaba en 8 soles antes de su desaparición. Estos aun así con estos precios si compiten con el pollo que actualmente se mantiene en un promedio de 10 soles el kilo.

Si compramos un bonito entero pagaremos entre 13 a 15 soles. Pero, hay pescados que son caros y no populares, la corvina está en 30 a 35 soles el kilo, el dorado entre 20 a 25 soles el kilo. No mencionamos otros porque desde hace años desaparecieron de las mesas de venta: cojinova, pejerrey, tollo, lisa, sardina, congrio, lenguado, pejesapo, machete, cabinza, Lorna, mero, bacalao, lisa voladora, etc. pes

A manera de conclusión diremos que es prioritario impulsar la preferencia por el pescado y que este esté sometido al cuidado de refrigeración para garantizar que este fresco; segundo, que el lugar donde se venda contenga todas las medidas de salubridad; tercero, el mercado enseña que los precios del pescado bajan y suben según su abundancia o escases, cuarto que debemos  alternar distintas carnes y quinto persistir en las campañas de pescado en especial para los niños, sexto apoyo a la pesca artesanal protegiendo sus cinco millas.

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