Por: Enrique Rivera Salas (Periodista Colegiado)
Quiero empezar diciendo que “La Vida nos ha sido dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarla, la eternidad para poseerla”.
Pero también la vida cumple un fin, pero el enigma de no saber cuándo y cómo termina y dentro de esta gran filosofía es que el viaje al más allá, para nosotros es simplemente morir entre los vivos; para despertar en el Mundo Celestial, que nuestro Creador nos tiene preparado.
Antonio nos ha dejado, pero antes de emprender su viaje sin retorno nos deja sus cualidades de valores éticos y morales indispensables en nuestra comunidad en general.
Sus virtudes cristianas consiguieron aureolar su alma y la humildad con el amor fueron sus distintivos.
Hugo Antonio Núñez Perea amigo sincero y de verdad ya se encuentra en la mansión celestial, participando del premio eterno que nuestro Creador te tenía reservado porque supiste ser bueno, fuerte, abnegado y apoyaste la educación, cultura y deporte a tu querido Mollendo sin pedir nada a cambio.
Antonio recibió la herencia de su fallecido padre, el señor Raúl Núñez del Carpio un gran periodista de larga trayectoria, y fue locutor, escritor y editor de la revista Generaciones y fue vicepresidente de la Asociación de Periodistas Deportivos filial de la región Arequipa.
Estamos seguros que desde el cielo; donde te encuentres junto a Dios sabrás interceder por tus familiares y por todos en general, para que en todos sus hogares reine la paz, armonía que conlleve a vivir siempre unidos.
Al finalizar este homenaje póstumo a mi gran amigo Antonio, en conmemoración al primer mes del encuentro con el Señor, recordarles que “Los seres queridos no se mueren cuando dejan de existir, sino cuando se les olvida”.