POR: GERMAN ARIAS HERRERA

SECTORIAL DE JUVENTUDES NUEVO PERÚ

En estos tiempos de profunda confusión, la juventud rebelde se resiste a perder la esperanza porque entendemos que es lo único que nos mantiene vivos: cambiar esta injusta sociedad. Sí, hay mucha basura en la política, pero, decimos ¡basta ya!, llegó la hora de coger la escoba y barrer toda la suciedad y la mugre que han dejado durante décadas los partidos políticos tradicionales.

Lamentablemente, la frase de “todos son iguales” se extiende por todas partes y tiene, cada vez más, mayor aceptación entre las personas que se desencantan de la política, pero, si creemos que todos los políticos son iguales, inevitablemente caeremos en la cuenta de que la política no sirve, no más que para enriquecer a algunos cuantos una vez que hayan llegado al poder. Y nos dará igual votar por quien sea, total, pensaremos, de que están cortados todos por la misma tijera.

Esta realidad, dolorosa, no hace más que favorecer a los corruptos. Porque tener una sociedad que permanentemente desconfía y se aleja de cualquier participación política, está renunciando a la posibilidad de crear una organización de cambio en el país, y en consecuencia, el espacio que esta persona decente deja, lo vendrá a ocupar sin vacilar un canalla que mira la política como botín.

Pretender pugnar nuevos valores en el ámbito político que ayuden a adecentar la política, sin duda, se convertirá en una lucha a muerte contra los que defienden este pútrido orden social.

Entendemos también que para lograr tal propósito necesitaremos las fuerzas y las voluntades de todos y todas, un trabajo de hormiga sin descanso, levantando y defendiendo nuestro programa político, todo esto en un marco de un proyecto a largo plazo. Es lo que realmente perdura. Es una tarea inmensa, pero a la vez apasionante. Mucho más interesante que cualquier experiencia mediocre que ofrece este sistema capitalista.

En alusión a Antonio Gramsci, me atrevo a lanzar una pregunta ¿Quiénes se apuntan a tomar partido?