POR: PEDRO PERALTA CASANI
Cuando en 1814 estalló la gran rebelión en la ciudad del Cuzco, con los hermanos Angulo y Mateo Pumacahua a la cabeza, Moquegua se plegó a los rebeldes gracias al influjo de Bernardo Landa en noviembre de ese año, proclamando momentáneamente la independencia de la villa. Sin embargo, este no tardó en traicionar el levantamiento, persuadido por el obispo de Arequipa, Luis Gonzaga de la Encina, quien se encontraba en visita pastoral en ese momento, resolviendo apresar al doctor José Astete y al argentino José Cherveches, quienes junto al cura Idelfonso Muñecas habían sido algunos de los revolucionarios que habían llegado a la villa. Por ese motivo, el obispo calificó a Landa de «ángel tutelar de Moquegua, defensor de su dignidad y opresor de los cusqueños revolucionarios».
Moquegua no volvió a ser lugar de operaciones militares hasta finales de mayo de 1821, cuando al mando de Guillermo Miller, el ejército libertador comenzó la campaña contra los realistas en el sur del Perú. El 24 del mes señalado, en medio de un vivo entusiasmo de la población, Miller hizo su ingreso a la villa, donde no permaneció mucho tiempo, ya que salió en busca de un contingente español que había salido desde Puno para interceptarlo en Mirave. El comandante inglés logró su cometido y el 26 derrotó a los realistas en La Calera, cerca de Torata. Tras el triunfo, regresó a Moquegua, donde permaneció algunos días, para luego marcharse a Tacna.
En 1823 se registró la primera campaña de puertos intermedios y Moquegua fue nuevamente escenario de enfrentamientos. En esta empresa, las fuerzas patriotas al mando de Rudecindo Alvarado se midieron contra los realistas de Gerónimo Valdés en las inmediaciones de Torata el 19 de enero. Tras sacar leve ventaja en el inicio de la batalla, los soldados de la patria fueron sorprendidos por refuerzos hispanos llegados de Puno al mando de José de Canterac, quienes los hicieron huir a Moquegua. Dos días más tarde, en los Altos de la Villa, ambos bandos se volvieron a enfrentar, resultando nuevamente victorioso el ejército español, que, tras el triunfo, se lanzó contra la población en un brutal saqueo.
En mayo del mismo año comenzó la segunda campaña de puertos intermedios y aunque Moquegua no fue lugar de combates, se registraron hechos significativos como la segunda proclamación de la independencia, acto que fue presidido el 6 de julio por Federico Brandsen, coronel de la Legión Peruana. Días después, desde Moquegua se llevó adelante la invasión de la sierra, donde las fuerzas patriotas al mando de Andrés de Santa Cruz obtuvieron una primera victoria en Zepita, la cual no logró compensar el resultado final de la desastrosa campaña. Así, no de la mejor manera, terminó la participación moqueguana en la guerra de independencia, hecho por el que el país nos tiene una enorme deuda.