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Moquegua: somos alfalfa

POR: ECONOMISTA JORGE ACOSTA ZEVALLOS     

No será la primera vez que nos refiramos a las características agrarias del sur peruano y particularmente del departamento de Moquegua. La agricultura, dada la coyuntura mundial de escases de alimentos, se convierte en una gran necesidad de desarrollo para atender internamente la demanda de alimentos agrícolas de nuestros ciudadanos. En el caso del departamento del cobre y paltas no responde satisfactoriamente con un área agrícola mínimamente aceptable y una despensa alimentaria requerida para afrontar cualquier evento de crisis alimentaria.

La superficie agraria de Moquegua es de 504,589 Ha. sin embargo su área agrícola es de 34,834 Ha. que representa solo el 6.9% del total. El área no agrícola es de 469,754 Ha. que es el 93% del total, es decir el área cultivada es muy pequeña pudiendo ser más extensa. El hecho de formar parte del desierto de Atacama y la carencia de agua nos ha marcado sin poder hasta ahora ganarle tierra para sembrar a la geografía eriaza.

Por otra parte, en la parte cultivada se siembra alfalfa elevadamente. Según MINAGRI la alfalfa cosechada llega a un valor de S/. 72,788; en segundo lugar, el orégano en S/. 11,156; tercero la vida con S/, 9,439; cuarto el Palto S/. 8,951 y quinto la papa con S/. 3,139; le siguen otros más pequeños lo que hace un total de S/. 118,470.  Es decir, que a pesar de nuestra estrecha área agrícola Moquegua es un departamento alfalfero que no alimenta directamente a la población, pero si al ganado vacuno que da leche dirigido al monopsonio Gloria S. A. Lo demuestran también las cifras la producción pecuaria del departamento; la Leche fresca está en el primer lugar con S/. 14,605; segundo lugar la carne vacuno S/. 6,406; tercera carne de porcino S/. 5,511; cuarto la carne de alpaca S/. 2,260; quinto la fibra de alpaca S/. 1,146; se suman otros y el total es de S/. 32,899. En concreto, el 61% agrícola es alfalfa que a su vez se complementa con Leche fresca y carne de vacuno (Véase gráfico).

La pregunta es porque pesa el cultivo de la alfalfa en un área territorial desértica y de pocas fuentes acuícolas. Primero, son los riesgos y los costos que implica sembrar otros productos porque la producción es pequeña y depende de un mercado volátil e impredecible. Otro factor es el agua que se utiliza para regar la alfalfa por el método por gravedad y paralelamente el recurso agua es lo que menos les cuesta. De esta manera, las ampliaciones de más agua en las acequias y ríos terminan subsidiando a la producción alfalfera. Añadimos, el hecho que la empresa que compra la leche les asegura la demanda continua y les da más seguridad de contar ingresos permanentes no importa si estos son insuficientes.

La otra pregunta es si que se puede revertir esta estructura. La prospectiva futura nos indica que el cambio sería difícil de que ocurra porque es el agricultor el que finalmente decide. Lo que sí se puede hacer es que todas nuevas irrigaciones o ampliaciones agrícolas cobren el costo de producción del servicio de dotación del agua y de esta manera la mirada de los nuevos agricultores será hacia productos de tallo alto con incorporación de tecnologías modernas que utilicen el agua de manera racional y efectiva como es el caso del riego por goteo, por ejemplo.

El sector que si se debe apoyar es la agricultura familiar que se realiza en pequeñas áreas. En el departamento se tienen 18,754 productores de esta forma, de ellos el 44% practican la agricultura de subsistencia, 24% se ubican el estrato de intermedios I, 24% en el estrato de intermedios II y solo el 8% en el estrato de agricultores familiares consolidados. Todo el conjunto con una política pública acertada puede convertirse en la despensa alimentaria diversa y de calidad más efectiva para Moquegua. Los mercados de abastos reciben de ellos variedad de verduras, frutas, tubérculos y hierbas.

Se podría empezar por acelerar la titulación de sus predios. La información indica que en los predios rurales individuales el 27% están por titularse y 73% si tienen títulos, en el caso de las comunidades campesinas el 49% no tiene título y el 51% si lo tienen. Otra forma es el apoyo directo para que los agricultores familiares vendan en los mercados urbanos y se les podría apoyar con las extensiones más intensas de las Ferias itinerantes por parte del MINAGRI que tan buen resultado dieron en los tiempos álgidos del COVID 19. Las ideas fluyen y el espacio se acorta, dejamos a las autoridades que decidan anticiparse a los tiempos difíciles que se aproximan.

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