POR: JURY BAYLÓN DELGADO
Los conciertos de rock y de metal tienen más concurrencia en Europa y Norteamérica; en cambio, en Sudamérica la tienen solo algunos privilegiados países como Brasil, Argentina y… Chile.
SEXTA EDICIÓN
En ese contexto, hace tres semanas se realizó por sexta vez (para variar) el festival “Masters Of Rock” en la ciudad de Santiago de Chile, presentando grandes bandas de rock y heavy metal, como KISS, Scorpions, Deep Purple, Helloween y Skid Row, contando con el soporte local de QueenMilk y Cleaver, todo ante 35 mil espectadores que acudimos al estadio de Santa Laura, ubicado al norte.
SKID ROW SIN SEBASTIAN BACH
El concierto se inició a las 13:20 horas y abrieron las dos bandas chilenas. El estadio se llenaba cada vez más. Se incrementó la potencia en el sonido con la entrada de Skid Row, vieja banda de heavy metal de fines de los ochentas, que, aunque ya no cuenta con su vocalista original Sebastian Bach, su nuevo frontman, Erik Grönwall supo estar al nivel de aquellos temas clásicos, tan melódicos como potentes: “18 and Life”, “I Remember You”, “Monkey Business” y “Youth Gone Wild”.
LA CATEGORÍA DE HELLOWEEN
La tarde estaba fresca y no había espacio para moverse mucho. Los alemanes Helloween ingresaron al enorme escenario mostrando su categoría como una de las bandas pioneras del power metal con sus más destacados integrantes, los vocalistas Michael Kiske y Andi Deris, el maestro Michael Weikath en la guitarra, Sascha Gerstner con sus guitarras de diseño sofisticado y otro viejo conocido, Kai Hansen en la voz y guitarra. Si bien ya los había visto antes (en La Paz, Bolivia en el 2003 y en el Rock in Rio del 2019) nunca dejan de impactar con sus canciones de siempre: “Dr. Stein”, “Eagles Fly Free”, “Ride the Sky” con Hansen en la voz, “Future World”, cerrando con “I Want Out”.
DEEP PURPLE: MAESTROS Y CABALLEROS
Mi objetivo era ver a Ian Gillan y el momento esperado llegó. Deep Purple, legendaria banda británica de rock de los sesentas, salió al escenario. Sin mucha parafernalia, mostrando madurez y sobriedad, inició con una de sus mejores canciones “Highway Star”, acelerada, rápida, virtuosa.
El vocalista, aquel recordado joven melenudo Ian Gillan, salió por detrás del escenario con sus 77 años de vida, tranquilo, caminando, con aplomo y seguridad demostrando que aún guarda en sus cuerdas vocales sus mejores registros. Muchos sabíamos que Gillan no cantaría uno de los temas más emblemáticos “Child In Time” por la exigencia vocal muy alta, dejando de hacerlo desde el año 2002, cuando tenía 57 años.
Sin embargo, eso no fue inconveniente para clásicos como el aclamado “Perfect Strangers”, “Space Trucking”, el archiconocido “Smoke on the Water”, “Hush”, culminando con el pesado “Black Night”.
A mi gusto, Deep Purple fue la mejor banda del festival, por la seriedad y circunspección que les impregnaron a sus interpretaciones los integrantes encabezados por Gillan a quien acompañaban dos de los originales: el baterista Ian Paice y el bajista Roger Glover, seguido del tecladista Don Airey que reemplazó en 2002 al eterno Jon Lord y el “joven” guitarrista Simon McBride (44 años) en lugar de Steve Morse que dejó la banda en 2022.
La experiencia con los Purple posiblemente no se repita. Ver a estos adultos mayores, con pelo cano, arrugas en la piel, demostrando que aún pueden dejar en el escenario lo mejor de su producción musical, motiva y mucho.
LOS ALEMANES SCORPIONS
Otra banda de aquellas antiguas haciendo hard rock y heavy metal desde hace más de 50 años entró en escena. Los alemanes Scorpions. Si bien su vocalista, el septuagenario, Klaus Meine tuvo un rendimiento moderado, no le faltó ganas de interactuar con la gente cantando sus clásicos más ovacionados como “Make it Real” y “The Zoo” de 1980 o sus recientes “Peace Maker” y “Rock Believer” de 2022. La maestría de los guitarristas Rudolph Schenker y Matthias Jabs hacían retroceder en el tiempo al escuchar “Bad Boys Running Wild”, “Tease Me Please Me”, “Blackout” o la siempre esperada “Big City Nights”.
Y su famoso éxito internacional “Wind of Change” cuyo silbido da inicio, remeció a la muchedumbre. Sin embargo, y aquí discrepo, no se le ocurrió mejor idea a Klaus Meine que cambiar la letra de esta memorable canción en “solidaridad” a Ucrania por la guerra contra Rusia. No me parece justo alterarla por esa coyuntura. Mejor hubieran compuesto otro tema con esa lírica, como lo hizo Pink Floyd con “Hey Hey Rise Up”. En fin.
En esa línea llegó la melosa “Still Loving You” coreando hasta desgargantarse “If we’d go again / All the way from the start…” para cerrar su presentación con la enérgica “Rock You Like a Hurricane”. Para qué más, los Scorpions, siguen siendo maestros del hard rock.
KISS ESPECTÁCULO VISUAL
Paul Stanley, Gene Simmons y Tommy Thayer descendieron con sus vestimentas extravagantes desde unas plataformas octogonales, iniciando el show de KISS con su “Detroit City Rock”. Todos con el rostro pintado representando sus figuras conocidas.
Esta banda estadounidense era la estrella de la noche. Ninguna otra podía opacar su espectáculo de luces, sonido y pirotecnia de primer nivel; eso explicaba por qué los finales de las bandas anteriores no hayan sido apoteósicos. Tenían que guardar ese privilegio para KISS.
Y aunque sus temas no son de mi total agrado, se notaba que la multitud disfrutaba intensamente. Nada podía fallar. Nada falló. Desde Simmons subido al tope del escenario, habiendo vomitado sangre (tal vez de utilería) y escupido fuego; pasando por Stanley que al compás de “Love Gun” y “I Was Made for Lovin’ You” se desplazó por una tirolesa atravesando la cancha; un Tommy Thayer que también hacía de las suyas, hasta el realce visual del soporte de la batería de Eric Singer que tocó suspendido en el escenario algunos temas.
Todo encajaba con las luces y sobre todo con la pirotecnia controlada, emanando calor a los que estábamos adelante. Gritos, aplausos, vivas a los también viejos KISS que terminaron, ellos sí, con un espectáculo de luces, globos y papel picado con su clásico que hablaba sobre una noche llena de rock and roll.
REGRESO A CASA
Ya había pasado la medianoche y la zona colindante al estadio estaba abarrotada de feriantes, que vendían todo tipo de suvenires sobre el festival y de algunos que recién empezaban a tomar alcohol, pues dentro del estadio no se permitió el consumo de esas bebidas. Luego de algunas peripecias por falta de transporte, ni el metro ni los buses estaban disponibles, el evento concluyó como una vivencia efectista de la maestría de las bandas más legendarias del hard rock y heavy metal.
OTRO FESTIVAL
Un día antes acudí al “Full Metal Fest” en la plaza Monumento de Maipú al suroeste de Santiago. Era al aire libre, gratuito y con el soporte de la municipalidad de esa comuna (distrito). Tocó la emblemática banda de heavy metal chileno, Panzer, precedida por otras locales como BlackOut (heavy metal) a quienes conocí, entre sus integrantes a Andrés Herrera.
HASTA EL 2024
La experiencia de viajar a Santiago de Chile y permanecer por algunos días fue posible por la ayuda de Raisa y Roxana, dos grandes personas con quienes además conocimos algunos lugares turísticos de la capital. Espero volver en la edición 2024 que ya se anunció en medio locales.