Mas allá de Incore 22

POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEM)     

Como todos los años el Instituto Peruano de Economía (IPE) presenta anualmente su estudio sobre el Índice de Competitividad Regional y esta vez es del año 2022 (Incore 22) que en realidad son los resultados finales de los años anteriores de este. Como ellos mismos lo dicen, valga la redundancia, su objetivo es comparar los indicadores económicos y sociales de las 25 regiones del país, compararlas en seis partes de la competitividad: en el entorno económico, infraestructura, salud, educación, laboral e instituciones, son 40 indicadores estudiados en base a las fuentes oficiales principalmente del Instituto Nacional de Estadística (INEI).

Los resultados, sobre todo en un después del COVID 19, nos permiten anotar y comparar la competitividad con el desarrollo económico y social de las regiones donde también se incluye a Lima.

En general, como siempre y ya por largos años, el tercio superior más competitivo está conformado por los departamentos de la costa peruana y en especial del de centro y sur oeste (Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna).

En el otro extremo, con las más baja competitividad aparecen Loreto, Huancavelica y Ucayali. ¿Qué tienen de común o no común ambos extremos? Es que los primeros Lima e Ica tienen desarrollo agrario y Arequipa, Moquegua y Tacna desarrollo minero principalmente. Los segundos adolecen de estos rubros.

El estudio señala que Lima es el departamento más competitivo del país y está en el primer lugar en infraestructura, salud y laboral, segundo lugar en lo económico y educación; sin embargo, esta en el sexto lugar en instituciones por el alto nivel delincuencial urbano. Moquegua ocupa el primer lugar en lo económico, instituciones, segundo en laboral y tercero en infraestructura.

Salud bajó al quinto lugar por la baja vacunación de los menores de 36 meses. Arequipa se mantiene en aproximadamente en los mismos puestos de años anteriores, tercer lugar en lo económico, salud y educación; cuarto lugar en infraestructura y laboral y 12 en instituciones debido a que como recordamos instituciones públicas estuvieron involucradas en casos de corrupción, principalmente el GORE de Cáceres Llica.

Tacna no queda atrás y tiene el primer lugar en educación, segundo lugar en infraestructura y salud; sin embargos sigue retrasado en lo económico e instituciones con el quinto lugar, laboral con el octavo lugar. El cierre de frontera con Chile, el contrabando, informalidad y las denuncias al GORE lo afectan.

En el índice general de los departamentos del sur oeste pacifico, después de Lima, aparecemos en el ranking de competitividad de las 25 regiones como los más competitivos del país; Moquegua con respecto a un puntaje de 0 a 10 está en el segundo lugar con 7.5 puntos., tercero Tacna con 6.8 puntos. y Arequipa con 6.7 puntos.

La deducción lógica es que entonces estamos bien o muy bien y lo que vivimos en estos departamentos sentimos que si bien hemos mejorado en algunos aspectos en la mayor parte seguimos con necesidades insatisfechas.

Moquegua y Tacna por ejemplo siguen con aproximadamente la misma área de cultivo de hace décadas, la informalidad es extensa, el empleo o es temporal o escaso, que las regiones reciben canon, pero no devienen en impacto en el desarrollo.

Arequipa concentra gran porcentaje de población y sus provincias están deprimidas, tienen problemas de gobernabilidad y de proyectos frustrados.

Para contradecirnos algunos nos dirán que los números son los números y que el estudio de INCORE 22 eso es lo que tiene de indicadores. Nuestra respuesta es que el IPE tiene una metodología para medir la competitividad para obtener la media estadística o los percentiles y por eso esos son los resultados.

Para decirlo más en cristiano, supongamos que Ud. amigo lector en su barrio produce 50 mil y 5 de sus vecinos producen 10 mil o sea cada uno 2 mil. Si sumamos a toda la vecindad serian total 6 personas y la producción total seria de 60 mil y el promedio de cada uno seria de 10 mil.

La metodología aplicada en el INCORE trabaja con esos promedios y por ello es que afirmamos que para transparentar más nuestra realidad debemos ir más allá del Incore, abrir otras investigaciones que midan la inclusividad de la competencia y del desarrollo, medir las desigualdades, buscar respuestas que teniendo presupuestos de inversión publico seguimos con una agricultura atrasada, una pesca extractiva, bolsones de pobreza, informalidad y muchas brechas todavía por cerrar.

De nuestro lado leemos con exhaustividad el estudio INCORE 22 y lo contrastamos con otras informaciones para saber por dónde es la ruta de nuestro desarrollo.

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