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4 agosto, 2025 8:10 pm

Los tipos de duelo y las perdidas en el ser humano

Pensemos: ¿procesamos las pérdidas o todavía seguimos sufriendo?

POR: ABOG. JESÚS MACEDO GONZÁLEZ   

Hace unas semanas un amigo me contó que su pareja había fallecido porque le detectaron cáncer, y que un último deseo de la señora fue que vea a su hija, una niña de 9 años que actualmente vive con su abuela. Obviamente no era su hija, pero él había decidido cumplir este deseo y la visitaba frecuentemente. El día de hoy mi comentario es para aquellos que hayan perdido algo o a alguien. Los psicólogos le llaman el duelo.

Por definición, la pérdida de cualquier objeto de apego provoca un duelo, si bien la intensidad y las características de éste pueden variar en gran medida en función del grado de vinculación emocional con el objeto, de la propia naturaleza de la pérdida y de la forma de ser y la historia previa de cada persona.

En ese sentido, esas pérdidas o duelos son de diverso tipo, por ejemplo: duelo por pérdida de capacidades físicas o mentales, debido a enfermedades, accidentes, etc.; duelo por transiciones y cambios vitales; duelo por decepciones al no alcanzar ciertos sueños, metas u objetivos o sufrir fracasos; duelo al tomar conciencia de que ciertas personas (familia, amigos) no son como esperábamos; duelo por fallecimiento de un ser querido o una mascota, padecer aborto, etc.; duelo por una pérdida sentimental (de pareja) o relacional (de amigos o familia).

La psiquiatra suiza Elisabeth Kübler-Ross identifica cinco fases que pueden darse ante una pérdida. Ella habla de cinco procesos: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, que los invito a analizar si es que estamos pasando una situación de pérdida, triste y dolorosa.

La primera es la negación. Cuando experimentamos una pérdida súbita, tenemos una sensación de irrealidad que puede verse acompañada de una congelación de las emociones o de llanto: “aún no me creo que sea verdad”, “es como si estuviera viviendo una pesadilla”.

El segundo momento es la ira. Se activan sentimientos de frustración y de impotencia que pueden acabar en atribuir la responsabilidad de una pérdida irremediable a un tercero. Y renegamos por esta pérdida.

El tercer momento es la negociación, a través de la cual la persona que sufre la pérdida intenta contactar con la realidad de la pérdida, al tiempo que se empiezan a explorar qué cosas hacer para revertir la situación. Por ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica una enfermedad terminal y comienza a explorar opciones de tratamiento pese a haber sido informado de que no hay cura posible, o quien cree que podrá recuperar una relación de pareja ya definitivamente rota si empieza a comportarse de otra manera.

Las dos últimas fases son la depresión y la aceptación. A medida que avanza el proceso de duelo y se va asumiendo la realidad de la pérdida, se comienza a contactar con lo que implica emocionalmente la ausencia hasta llegar a la aceptación, lo cual supone la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión, no sólo racional sino también emocional, de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos inherentes a la vida humana. Se podría aplicar la metáfora de una herida que acaba cicatrizando, lo que no implica dejar de recordar, sino poder seguir viviendo con ello.

Mi amigo me contaba que, después de una relación de 5 años de pareja con una chica que lo terminó, se empezó a dedicar a tomar y estar con mujeres de mala vida. Al parecer, no había hecho duelo, es decir, entender la pérdida y aceptar la nueva realidad. A veces esto requiere apoyo especializado. Pensemos: ¿procesamos las pérdidas o todavía seguimos sufriendo?

Análisis & Opinión