Por: Arnulfo Benavente Díaz
El pensador Manuel González Prada, escribió en su obra “Horas de Lucha:” “El robo presenta los caracteres de una pandemia nacional”. Prada sostiene que donde hay obras o construcciones del Estado, hay allí un ladrón, es decir un corrupto: “Quién es el ladrón, debemos decirnos siempre que veamos construir edificios públicos”. También afirma lo siguiente: “Casi todas las riquezas privadas tienen origen fiscal y habría derecho a una confiscación en globo”. El escritor
denuncia: “Las haciendas, las casas, los mobiliarios, la ropa, y quién sabe hasta el cuero de algunos individuos, representan confiscaciones al Estado ¿Dónde la instalación o sociedad que no haya sufrido el zarpazo de algunos bribones? Hablen las recaudadoras, las aduanas, los correos, las beneficencias, las municipalidades sobre todo las de Lima donde no faltó concejal patriota que se robara el dinero conseguido a subvencionar a las escuelas de Tacna”.
González Prada, apunta que la vida del ciudadano peruano es una mentira: “Desairado papel hacemos en el mundo, porque desde la jura de la independencia hasta la inauguración del régimen actual hemos vivido mintiendo, porque todos mentimos hoy, desde el arzobispo hasta el sabio más sabio, hasta el lego más lego, porque de la mentira hemos hecho nuestra ley y nuestra costumbre”.
Asimismo, Prada redacta lo siguiente: “Todos los bribones adquieren póliza de seguros sobre la honra, desde el parlamentario que recibe la propina de un gordo negociante, hasta el ministro que se adjudica los extraordinarios, desde un juez provinciano que se ablanda con unas seis gallinas o dos carneros, hasta el magistrado limeño que no se rinde ante un cheque menor de cincuenta libras”. El ideólogo González Prada, divulga el libro el año 1903. En realidad, el contenido de lo obra parece un relato de hoy, de este tiempo.
Presenta la reflexión de Voltaire: “Felices los que vengan mañana porque vivirán no en la Jerusalén divina, sino en la ciudad laica”.