POR JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA)
El Certificado de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) es hoy en día un requisito para toda obra de construcción en el sector privado y público, lo es tan obligatorio como lo es el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), nació como necesidad por la gran riqueza que tenemos enterrada en el subsuelo y como una norma legal que garantice que la destrucción y desaparición de estos vestigios amenazados de invasores sin límites, por la supuesta prioridad del interés económico sobre lo histórico era normal.
Si en el inicio de una inversión de infraestructura diversa no se encuentran evidencias importantes de restos arqueológicos se otorga el mencionado CIRA. Lo diferente es cuando si se encuentran y entonces hay que ingresar a otra etapa de exploración que es la elaboración del Proyecto de Evaluación Arqueológica (PEA) para inicialmente contar con una línea base, el proyecto de rescate, el plan de monitoreo.
Si las evidencias son muy sobresalientes seguirá el proyecto de investigación, la puesta en valor de los sitios y por último la exposición museográfica. La recuperación de los restos arqueológicos nos demuestra que las capacidades del ser humano no tienen límites y cuando estos son estudiados científicamente, puestos en valor en sus sitios de descubrimiento pueden ser una fuente de atracción turística y empleo, además de la consolidación de nuestra identidad cultural.
Como parte del Proyecto de irrigación de las lomas de Ilo se tiene que contar con el CIRA y este se está realizando. Según Prensa Regional del 31 de diciembre de 2020 la información de los funcionarios indica que hasta el último día del 2020 se ha logrado concluir la carga arqueológica en 45 sitios arqueológicos de los 59 programados de los cuales 21 tienen informe preliminar presentados al Ministerio de Agricultura y otros 21 que para tramite CIRA, 01 Plan de Monitoreo Ejecutado. Lo que quiere decir que hay 14 no culminados. Sobre los restos encontrados 25 mil son especímenes, de los cuales 5 mil pueden ser objeto de investigación científica y se salieran en positivo son museables.
Agregan los arqueólogos que los restos pertenecerían al periodo Arcaico con una antigüedad entre los 7 mil a 10 mil antes de cristo. Y sin mayor análisis y deducción el Gobernante regional ha propuesto que los restos estén en un museo de sitio del mismo lugar y el Alcalde de Algarrobal en el Museo de Chiribaya de su distrito. Otros se admiran que lo encontrado sea más antiguo que la cultura del Caral.
Nuestra apreciación es que a veces es mejor paso de tortuga que carrera de conejo. Es muy positivo que toda obra primeriza pública o privada realice su CIRA obligativamente porque nos permite escribir la historia a partir de lo que nos dejaron nuestros antepasados. En el caso de Lomas de Ilo al encontrarse algunos restos hay que seguir cumpliendo el resto de los siguientes pasos. Aparte del monitoreo se debe rescatar y acopiar los restos, estudiarlos para determinar categóricamente su antigüedad y al mismo tiempo contextualizarlos con la historia, en este caso con la Pre historia.
No hay un informe objetivo al respecto, las fotos y muestras nos hacen ver de restos humanos, destacan a una mujer con cuatrillizos, no hay definitivamente utensilios, ni construcciones, si probablemente armas de caza. Para los que hemos enseñado historia, sabemos que el tiempo se puede medir con el Carbono 14 y la pregunta lógica es si ya lo aplicaron los arqueólogos.
Si es así, el contexto del periodo Arcaico en nuestro país estaría en los años precerámicos (ojo con el pre) y según Luis Lumbreras seria Arcaico inferior caracterizado porque la tierra pasa del retiro de los hielos a los polos y da paso al calentamiento en el ecuador, por tanto, los primeros habitantes de nuestro territorio en este periodo son nómades o seminómadas porque incipientemente algunos siembran la tierra y se crían algunos animales.
Es probable que los que estuvieron por las lomas de Ilo sean pescadores y recolectores de mariscos, cazadores de cuyes y auquénidos, recolectores de alimentos propios de las lomas que en esos tiempos estaban más húmedas que los de ahora. Ni compararlos con la ciudadela del Caral que ya corresponde a una forma más organizada de vida (dice le sedentaria).
Por último, hoy la tecnología está muy avanzada en los estudios arqueológicos, por ejemplo, las técnicas químicas de datación de restos orgánicos que analiza los contenidos de nitrógeno, flúor y uranio de los huesos, también excelentes aplicaciones computarizadas. ¿Qué tecnología aplicaron los arqueólogos? Primero es lo primero, el estudio científico y después hablamos de los museos. Solo les pedimos más ciencia y celeridad, empiecen por liberar lo que tiene CIRA, la agricultura lo requiere.
Un saludo cordial a los Economistas por su día 8 de marzo.