POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS
Hoy que se anuncia la inevitable presencia del fenómeno de El Niño es que rescatamos apuntes del Fórum “Agua, cambio climático, amazonia y minería en la macro sur” que tuvo como expositor central al Eco. Hugo Cabieses Cuba. El tema es vasto y empezare por comentar algunos aspectos expuestos que nos deben servir para entender el problema. Siempre para resolver interrogantes sobre los fenómenos naturales, sociales y económicos debemos de tener una mirada territorial.
Citando a Eduardo Musso en la PUCP se afirma que “la costa peruana es un archipiélago de oasis en uno de arena, la sierra un inmenso archipiélago de grietas en un mar de cerros y la selva un archipiélago de bosques en un inmenso mar de agua dulce”; por otro lado José María Arguedas agrega refiriéndose al Perú que “No hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores…” En concreto lo que traducimos de sus textos es que el Perú es un país muy particular, variado, accidentado y con potencialidades donde el agua es lo central de su evolución.
Un ejemplo notable de quienes entendieron al territorio fue la civilización Mochica en el siglo VI cuya cultura estuvo muy ligada a su territorio y vivieron por 30 años el fenómeno de El Niño con inundaciones, destrozos de la naturaleza, sequía y lluvias intensas que destruían sus casas de adobe y caña, sin dejar de mencionar las epidemias y tifoideas que elevaron la mortalidad de sus habitantes. En medio de la hecatombe, los mochicas y otras culturas pre incas e incas aprendieron a crear sistemas hidráulicos del manejo del agua que algunos persisten y otros se perdieron con la onda de la modernidad.
Entre ellas tenemos que la Forestación debería ser en las partes altas de los cerros, las represas en las quebradas altas de los andes, que debían conocer al sol con sus observatorios, las viviendas deberían ser en lo altos de los cerros y no en los causes de los ríos, para ganar terreno y aprovechar el agua construir andenes, aplicar el sistema de amunas, usar los puquios, construir canales de riego, aplicar el sistema Waru – warus, las riveras eran forestadas con fuertes árboles, reservar el agua en acueductos y aplicar el sistema de cochas.
Otro ejemplo de vigencia del manejo ancestral del agua es el denominado AMUNAS que consiste en aprovechar y captar las agua producidas a más de los 4,400 msnm mediante acequias y trasladarlas hasta las rocas fisuradas de la montaña porque al ingresar a ellas el agua corre dentro de ella y aflora meses después en manantiales, ojos de agua, puquios o arroyos ubicados a 1,500 a 1,800 metras más abajo, Cabieses indica que esta tecnología social se sigue utilizando en San Andrés de Tupicocha en Huarochirí donde no existen nevados y está supeditado a las lluvias.
Estas y otras lecciones de la historia se están perdiendo por privilegiar el mercado como el único dinamizador de la economía olvidando que es en el territorio donde nace la riqueza y el trabajo el que lo transforma. Cabieses nos hacer recordar que el Perú es marítimo porque tenemos un millón cinco cuarenta mil km2 de mar territorial; somos forestal porque son 720 mil km2 de bosques donde vive la quinta parte de la población; somos agropecuario con 24 mil km2 de tierras agrícolas y pastas naturales y allí vive la cuarta parte de la población peruana; somos fluvial y lacustre con 14 mil lagunas y un gran lago Titicaca compartido con Bolivia con 8,560 km2 y en su rivera vive una quinta parte de la población, somos biodiverso de protección con 55 mil km2 de ares naturales protegidas donde vive un poco menos del 1% de la población y también somos un país Minero explotando casi todos los minerales de la tabla de Mendeléyev.
Agrega el Dr. Cabieses que el Perú es biodiverso y multicultural y con un territorio multicolor: Verde por sus bosques amazónicos; es azul por su mar, lagunas, sus aguas que se originan en los andes, la cuenca del Pacifico; blanco por su montañas altas y glaciares que comienzan a bajar; marrón por su suelos y arenales y lamentablemente también rojo por la cada vez más intensa contaminación ambiental, reducción de nuestra masa acuífera, mala gestión de residuos sólidos, inconciencia ambiental, y la depredación de la naturaleza. No es tarde para remediar y esas son las lecciones de la historia que tiene en el agua su principal recurso de vida a cuidar.