POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (RESPONSABLE DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)
Hace un poco más de 200 años, el 10 de enero de 1822, se formó la Sociedad Patriótica de Perú, por el general José de San Martín, apoyado por su ministro Bernardo Monteagudo, cuya finalidad era la propuesta del gobierno monárquico para el Perú. Cumplida la finalidad de su creación, la sociedad se extinguió, como lo hizo ver la historiadora Scarlett O’Phelan Godoy.
Después de proclamada la independencia nacional por el general José de San Martín, el 28 de julio de 1821, se protagonizaron una serie de sucesos en los lugares no ocupados por los realistas, que se adherían a lo sucedido a través de una jura solemne por la independencia del Perú. Asimismo, se tomaron disposiciones legales provisorias para la organización del renaciente Estado peruano.
Para Cristian Guerrero Lira, la Sociedad Patriótica de Lima habría actuado como la célula de la propaganda monárquica del gobierno de San Martín en el Perú. Analiza que, desde la entrevista de Miraflores entre los representantes del gobierno realista y los del Ejército Libertador, estuvo presente la propuesta monárquica de San Martín de constituir un reino independiente. Simultáneamente, San Martín confiaba en que, a continuación, y una vez obtenida la independencia, los peruanos decidirían la forma de gobierno más conveniente al Estado que renacería.
PROPÓSITO DE LA SOCIEDAD PATRIÓTICA
Confirma Jorge Guillermo Paredes Muñante que la Sociedad Patriótica de Lima “tenía como objetivo fundamental crear un ambiente favorable para el establecimiento del sistema monárquico en el Perú”, si tenemos en cuenta que el general San Martín era partidario del sistema monárquico para el Perú, al considerar la larga tradición del gobierno autocrático de los incas y las consideraciones para con el reino del Perú en el virreinato.
De acuerdo con sus considerandos, la finalidad de la Sociedad Patriótica de Lima era “discutir todas las cuestiones que tengan un influjo directo o indirecto sobre el bien público, sea en materias políticas, económicas o científicas, sin otra restricción que la de no atacar las leyes fundamentales del país, o el honor de algún ciudadano”. Por lo menos era la parte visible declarativa, y donde nada se menciona de la monarquía constitucional.
Dentro de la Sociedad Patriótica se realizó un gran debate político sobre la forma de gobierno que más convenía al Perú, sin lograr un éxito absoluto al propósito sanmartiniano, que tuvo que enfrentar posturas contrarias, en parte por los temores que tuvieron los señores de la élite de no tener espacio para gobernar si se instalaba una corte real en el Perú.
LOS FUNDADORES Y EL PLAN DE MONTEAGUDO PARA LA MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
La Sociedad Patriótica de Lima contó entre sus miembros a representantes de la élite social e intelectualidad peruana que vivía en la capital, componiendo los espacios de privilegio dentro de la sociedad estamental que del virreinato pasó al Perú independiente sin grandes cambios.
Entre los miembros fundadores se encontraron los tres ministros de San Martín: Bernardo de Monteagudo, Tomás Guido e Hipólito Unanue; Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco Javier de Luna Pizarro, Antonio Álvarez del Villar, José Gregorio Palacios, Eduardo Carrasco, Fernando López Aldana, el conde del Villar de Fuente, José Cavero y Salazar, Manuel Pérez de Tudela, Mariano Saravia, Mariano Alejo de Álvarez, Francisco Moreira Matute, Félix Devoti y Francisco Javier Mariátegui.
Unos días después, el 27 de enero, se dictó el reglamento de la sociedad y, el 22 del mes siguiente, se hizo la primera reunión, donde se decidió editar el periódico El Sol del Perú. También en esta reunión, a propuesta de Monteagudo, se fijó, entre las materias a discutirse entre los miembros, la forma de gobierno más acorde al Estado peruano.
LA PROPUESTA SANMARTINIANA
San Martín agotó todos sus esfuerzos por evitar un derramamiento inútil de sangre, pero los realistas, argumentando que carecían de poderes para tomar decisiones, prefirieron continuar con la guerra. Pese a que las condiciones cada vez les eran más adversas, confiaban en que vendrían refuerzos desde Europa y no admitían una realidad tan cierta como el encendido patriotismo que afloraba entre los oficiales y soldados de sus filas, quienes se pasaban al ejército patriota.
San Martín confió en una propuesta monárquica como forma de gobierno para el Perú. La propuesta no era nueva: los peruanos del sur también lo habían pensado desde antes, y en el Congreso de Tucumán, Manuel Belgrano lo había propuesto. De modo que, restituida la dinastía incaica, se iniciaba, a través de la monarquía, una etapa de conciliación en América y el Perú, que por tradición era monárquico. Pese a ello, en esa monarquía, los puestos claves no estarían seguramente entre los criollos, quienes, a todas luces, reclamaban el poder.
Pese a todo lo previsto por el Protector, José Faustino Sánchez Carrión y otros políticos peruanos de tendencias liberales trajeron abajo las ideas de instaurar una monarquía constitucional, creando el ambiente para el establecimiento definitivo del sistema republicano que se mantiene en el Perú hasta hoy.