POR: ENRIQUE LAZO FLORES
Muy pocos saben la ruta escabrosa que tiene que recorrer este recurso, hasta llegar al pueblo vía sus autoridades que hoy se frotan las manos para tenerlo ya.
Cuando la crisis económica arrecia en el país, y los más afectado son sectores de pobreza y extrema pobreza, la población sin recursos ni oportunidades de trabajo, con la salud en condiciones paupérrimas, comedores populares colapsadas, la ciudadanía en manos de la delincuencia, las autoridades claman al gobierno central, “un adelanto del canon minero”, como una tabla de salvación y exigen con “justificada autoridad”, porque dicen son “nuestros recursos naturales”.
Bien, cierto es que el canon minero son dineros del producto de los recursos naturales que el país posee, pero para ello se tiene que trabajar duro desde el inicio del proyecto, hasta que el producto salga y tuvo que pasar por una serie de procesos legales, laborales, salvar barreras como los conflictos sociales, que al final de la jornada no son vistos de esa manera, pero si son “exigidos por derecho”, para finalmente gozar de ese derecho, llamado canon minero. Muy pocos saben la ruta escabrosa que tiene que recorrer este recurso, hasta llegar al pueblo vía sus autoridades, que hoy se frotan las manos para tenerlo ya.
Habría que analizar desde el fondo el manejo de este beneficio que en el Perú, logró salvar vidas en momentos de pandemia, y que en muchos casos las autoridades autorizadas a utilizar en beneficio de la población, jamás lograron entender el objetivo de este beneficio, no le dieron el verdadero uso, dando lugar que el uso y beneficio del canon minero llegara a manos de los anti mineros, que sí lo supieron utilizar al extremo de satanizarlo, pero lo cierto es que No hay canon minero, si no hay producción, por lo tanto, tampoco habría utilidades.
Muchas páginas se han escrito sobre el canon minero, al extremo de llevarlo al plano de la confusión, se han generado informaciones erradas, y se formaron ideas absurdas sobre el canon minero, pero no se dan a conocer o, si se dan son muy pocas, que el canon minero es un tema absolutamente técnico, que no solo en época de campaña electoral, sino en momentos del inicio de gestión de nuevas autoridades, son elevados al plano político, creándose mitos que son difundidos entre la población, sobre todo de opositores a que lleguen las inversiones privadas.
Este año 2023, es el inicio de los periodos de gobiernos locales y regionales, ya se escuchan voces que, a tres meses de gobierno, aun no se nota la mano de las nuevas autoridades, acaso es muy temprano para tales exigencias, pero lo cierto que es el canon minero está en carpetas de discusión sobre la manera de cómo se va distribuir, o quien reparte y cuanto corresponde, sin conocer, que no se puede repartir el canon si antes la empresa no obtiene utilidades, en el caso de una empresa minera, ésta debió generar utilidades, pagar el impuesto a la renta, que es de donde proviene el canon minero, por lo tanto, si la empresa no genera utilidades y rentabilidad no puede pagar impuesto a la renta y tampoco canon minero, así de simple.
Por lo tanto, es menester refrescar la memoria que el canon minero es de acuerdo a ley, el 50% del impuesto a la renta que pagan las empresas mineras.
De acuerdo a los criterios y porcentajes de distribución del canon minero que establece el MEF, el 100% del canon a distribuir proviene de cada región o regiones en cuyo territorio se explotan los recursos naturales. Y se distribuye como sigue:
El 10% para los gobiernos locales de la municipalidad o municipalidades.
Otro 25% para los mismos gobiernos, pero de las municipalidades distritales y provinciales.
El 40% adicional se reparte entre los gobiernos locales ubicados dentro del departamento o departamentos de las regiones.
Por último, el 25% restante es para los gobiernos regionales.
Si el monto de los impuestos resulta mayor es porque hubo más producción, por lo que los conflictos sociales, como paros y bloqueos generados por los opositores a la minería responsable, afectan directamente a la producción y, por ende, al monto de los impuestos y el canon.
El país atravesó momentos difíciles desde la aparición de la pandemia Covid-19, la crisis política en las elecciones pasadas, los conflictos sociales en las comunidades cercanas a proyectos mineros, bloqueos e incendios en vías de comunicación y campamentos, atentados a la vida de miles de ciudadanos de campamentos mineros como Cuajone, Las Bambas y otros corredores mineros, pese a ello, hubo asientos mineros que nunca dejaron de producir y nunca dejaron de generar los recursos económicos que permitió que el país no se paralice, la minería fue quien aportó en momentos que el país lo necesitaba y gracias a ello el Sol es la moneda más fuerte de la región.
Pese a esas crisis que se vivió en el país, hoy los gobiernos locales y regionales, así como el mismo gobierno central, viven en la esperanza de contar con esos recursos para cumplir con las exigencias de la población, utilizando como es debido el Canon minero, mejorando la calidad de vida de miles de peruanos.
En estas nuevas gestiones de gobierno, el canon minero será nuevamente la tabla de salvación de sus gestiones solo deben utilizarlos y no guardárselos, y será una manera de reconocer que la ruta que atraviesa el canon minero para llegar hasta las arcas de gobiernos, no es fácil como tampoco es difícil saber utilizarlos, solo se necesita criterio y decisión de las autoridades.