POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS
Me pregunta una vecina de la Urb. 7 de Mayo de la provincia de Ilo sobre el origen del nombre de la “Playa del Diablo” y mi respuesta ha sido que al respecto hay varias versiones que van desde algunas leyendas imaginadas como la del profesor Walter Alvarado Cluny que, en uno de sus folletos narra una procedencia de una Leyenda claramente inventada. De otro lado, no he visto ni leído respuesta del historiador Edwin Adriazola. Si hay afirmaciones escuetas no objetivas. Por lo tanto, ante la interrogante aventuro una lógica respuesta al respecto.
Mi primera afirmación es que viví desde niño en cerca de dicha playa cuando Ilo territorialmente ocupaba el espacio del cercado hasta lo que es actualmente la Casa de la Cultura por el norte, calle Callao por el Este y La Chalaquita por el sur (actualmente es ENAPU).
Todo lo demás era eriazo, sin embargo, desde los años de 1945 hacia adelante se instala en el puerto la empresa Conservera de Pescado EPISA de accionariado norteamericano – canadiense (las siglas significaban Empresa Pesquera Ilo Sociedad Anónima) que producía latas de conserva en lo que hoy es la parte colindante al costado sur de Plaza Vea (Hoy es una gran cochera).
El principal insumo para las conservas era los grandes peces como el atún, bonito, caballa y jurel que los había en abundancia en el mar recurriendo a medianas embarcaciones que extraían el recurso de manera continua, intensa y a pocas millas de la orilla marina y el centro de producción.
La empresa empleaba cientos de trabajadores donde destacaban las mujeres procedentes de Arequipa que fileteaban y evisceraban los pescados. Los restos sólidos y sanguaza era depositada el mar muy cerca de la “Playa del Diablo”, ello atraía aves marinas como pelicanos, gaviotas, pericas y guanayes, se incluye en el mar la presencia de otros peces carroñeros como la liza, machete y también los mamíferos como el lobo negro y pardo.
El oleaje y la proximidad hicieron que la “Playa del Diablo” sea una especie de cementerio de todos ellos en la mencionada playa que se acumulaban en medianos cerros y hacían imposible el uso para bañarse, si centro de pescar a cordel en sus distintas versiones. El color de los cartílagos y huesos eran de color blanco y en esos tiempos no existían normas legales sobre la prohibición de contaminar el litoral marino.
Es probable que el nombre de “Playa del Diablo” se deba a esta circunstancia porque los nombres de las playas fueron nombrados por los pescadores saltamochos, marisqueadores, de anzuelo hasta boteros.
Y los nombres se ponían según las características de las playas, así témenos que las playas de Boca del Rio se origina porque allí desembocaba las aguas del río Osmore, la playa de la Glorieta por la presencia de la famosa Glorieta que fue la primera playa exclusiva de Ileños y moqueguanos, la playa el Arenal debido a la destacada presencia de arena en medio de los requeríos.
Sobre la playa de Tres Hermanas hay dos versiones, la primera que asegura que una hermana se ahogaba, acudió a salvarla una segunda y al ver que no salían ingreso al mar una tercera que murieron ahogadas. La segunda versión y lógica es que la playa tiene tres requeríos próximos a la playa.
En el caso de la playa Pozo de Lisas es por la presencia de las lisas en abundancia; playa de Puerto Ingles porque se argumentó que allí llegaban los ingleses con sus embarcaciones y contrabando en la época de la colonia española.
La playa de Calienta Negros porque los esclavos que eran traídos en las bodegas españolas desde África los desembarcaban y allí calentaban sus cuerpos con los rayos del sol; la playa Blanca porque la gran roca que lo protege era de color blanco debido al guano de isla por los excrementos de las aves marinas.
La playa Gentilar por la presencia de restos arqueológicos o por ser la playa de los muertos y podemos seguir y solo confirmaríamos que son historias, creencias, características geográficas de las playas las que originaron sus nombres y fueron las Capitanías de Puerto las que las dieron los nombres preguntando a los usuarios como son los pescadores.
Pero ¿Por qué tanto rollo sobre el nombre de la mencionada playa? En los medios de comunicación locales se señala que un grupo de jóvenes bicicleteros indican que solicitarán al alcalde provincial el cambio del nombre por es una vergüenza y aleja el turismo de la playa.
No tiene otro argumento que la palabra diablo les aterra y asusta. O sea, volvemos a la época colonial o de la Inquisición en la que para acusar a un ateo lo acusaban estar aliado con el diablo.
Y el diablo para algunos sigue siendo la figura en rojo, en el medio del fuego con trinche y cachos. Basta leer un poco de Google y se darán cuenta que el Perú y el mundo no es la única playa con el mencionado nombre.
La palabra diablo en nuestra historia tiene derivados culturales y muchas ellas ligadas al cuestionamiento del sistema vigente, así tenemos la Danza de la Diablada masificada en toda la sierra del sur de nuestro, Oruro y La Paz en Bolivia, el norte de Chile y Oeste de Argentina.
Por otro lado, turísticamente y curiosamente muchos atractivos turísticos llevan nombres sui generéis como El Castillo de Drácula, el Palacio de las Brujas, la Casa Matsushita donde dicen que viven los fantasmas. En fin, los diablos, los fantasmas, los demonios, no existen, son inventos nuestros.
La verdad que quien habla mucho de diablo es porque lo lleva reprimido por dentro. Por lo pronto, siempre la consulta a los vecinos y ciudadanos para no tomarse el nombre de todos. Con las disculpas de aquellos que se apellidan Diablo de gran extensión genealógica, les deseo un año de más oportunidades y realizaciones.