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La Navidad y el Año Nuevo

Por: Arnulfo Benavente Díaz

La noche de Navidad y Año Nuevo es un momento de meditación y melancolía. Es el tiempo de evaluar todos los proyectos personales, cumplidos o no. Una luz del recuerdo de nuestra niñez alumbra nuestro ser. La magia, las bombardas de colores en el cielo nocturno y los regalos acompañan el momento.

Cuando se encuentra un buque petrolero en la noche de Navidad o Año Nuevo, en la tercera playa de Mollendo, siempre lanza al firmamento su rojo cohete de bengala.

La noche de Navidad es poesía, abstracción, amor, filosofía, deísmo, cristología y fe.

Es la reunión con nuestros seres queridos. Es subjetividad. Es un instante sentimental y metafísico. Es creer que todavía hay una solución a nuestros problemas. Es un grito teológico al cielo estrellado nocturno. La religión es un complemento y energía para los desconsolados.

La noche de Año Nuevo, es noticia, ensayo y política. Es la objetividad en la subjetividad. Es la proyección de nuestros mejores deseos concretos. Es una promesa para trabajar y cumplir con el deber. Los conceptos: Navidad y Año Nuevo, se encuentran en un proceso enredado en su tiempo y espacio. El 25 de diciembre denota religión y el Año Nuevo es el calendario gregoriano y juntos van con arraigo en los ciudadanos.

El lamento de los pobres en la noche de Navidad es en todo el país. Sin trabajo y sin esperanza, es quedar paralizado lleno de angustia. Mirar cómo otros disfrutan la vida. Es cuando surge la pregunta ¿Por qué es la Navidad? La Navidad es para los cristianos pobres, luego se tornó para los ricos.

Es Navidad cuando nace un niño primogénito. Este niño trae alegría al hogar. Luego crece y se hace hombre en su Vía Crucis. Esta costumbre escatológica ha pegado en el modo de vida occidental. A pesar de todos los problemas, el mundo familiar todavía canta y vive en la noche de Navidad.

Pensamos que las mencionadas fiestas se transformaron, con el tiempo, en un negocio a todo nivel. Miles de kilos de juguetes, ropa y fuegos artificiales son vendidos en pocos días. El licor y el tabaco son consumidos por señoritas y jóvenes en calles y juergas de playa, en la madrugada.

En las noches de estas fiestas los recuerdos y emociones surgen y lamentan un amor que se fue, un trabajo que ya no existe. Otros, ríen sus momentos de felicidad en brazos de su ser querido.

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