Por: Mauricio Aguirre Corvalán
Quiero dedicar esta columna a todos los estudiantes de periodismo a propósito de la telúrica presentación del estudio preliminar de la Universidad Cayetano Heredia sobre la eficacia de la vacuna china de Sinopharm y su comparación con agua destilada.
Para eso quiero dejarles por aquí la transcripción de algunas de las afirmaciones que se dijeron en el programa de Willax TV a propósito de la “interpretación” del estudio que hicieron el conductor y el científico invitado.
“El resultado del estudio…es que la vacuna de Wuhan tiene solamente el 33% de eficacia…pero la vacuna con la cepa de Beijing tiene el 11.5% de eficacia. Eso significa que prácticamente es como inyectarse agua destilada”.
“…encima nos vemos ahora con la realidad de que las vacunas que ha comprado el Perú no sirven. Simplemente es una catástrofe”.
“…sabemos por el resultado del estudio clínico que tenemos en nuestras manos, que la vacuna china no sirve…y sin embargo Sagasti, el gobierno morado, continúan empecinados en que la vacuna china es la mejor de todas”.
“La eficacia de lo que se ha comprado masivamente en el Perú es ínfima. 11% y 33% que no alcanza siquiera los mínimos internacionales”.
“A mí me da mucha vergüenza porque este estudio se hizo en la universidad en la que yo me gradué…Pero tengo que decir las cosas como son y decir la verdad. Este estudio es un estudio viciado y además parece que ha sido dirigido políticamente y no científicamente. Estos resultados son inaceptables”.
“…y resulta que la vacuna por la que se moría Vizcarra y por la que se muere Sagasti tiene 11.5% de eficacia, es decir con esa vacuna no se protege a nadie y la gente se va a seguir muriendo”.
“Resulta que lo que hemos comprado no sirve para nada. Que la vacuna que han comprado los gobernantes del Perú no protege a sus ciudadanos, no protege a sus médicos”.
“Estamos ahora ante una vacunación inservible, que no protege a nadie. Esto tiene que tener una sanción”.
“…estamos condenando a un país a seguir muriendo, porque todo lo que han comprado de Sinopharm no sirve”.
“Toda la gente que se creía protegida no lo está. Todos los médicos que creían que ahora iban a trabajar ahora sí vacunados, están desprotegidos”.
“Cuál es la sanción que cabe ante, ya no diré catástrofe sanitaria, esto es un genocidio”.
“Todos los profesionales de la salud han recibido la vacuna de buena fe y no están vacunados, hay que decirlo con todas sus letras, no están vacunados”.
“Hay que ayudar a Sagasti a que no nos mate”.
Sólo un par de días después, el científico que avaló todos estos dichos estuvo en otro canal hablando del mismo estudio. ¿Qué dijo? Que de acuerdo al estudio la vacuna china de Sinopharm si funciona y que incluso él mismo se vacunaría.
Aquí no se trata de pontificar sobre la vacuna china y menos avalar las acciones del gobierno actual. Se trata, simplemente, de que la prensa haga bien su trabajo.
Jóvenes estudiantes de periodismo, el periodista que se indigna más, el que grita más, el que tiene el mejor floro, no necesariamente busca estar del lado de la verdad. La frase bacán, muchas veces, es el camino más encantador hacia el embuste. No lo olvides.